Slim, obsesionado por Realia
La inmobiliaria tiene en caja 28 millones y debe refinanciar, antes de abril de 2017, los 681 millones de deuda del sindicado ligado a la actividad patrimonial
Carlos Slim, el máximo accionista de Realia, ya ha logrado que la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) autorice la opa dirigida al 100% del capital de la inmobiliaria que, excluyendo los 140 millones de acciones –equivalentes al 30,31%– que han sido inmovilizadas por el magnate mexicano, dejarían la oferta limitada a los tenedores del restante 69,69% del capital.
Más de 321 millones de títulos que, a los 0,80 euros ofertados, arrojaría –caso de que todos los accionistas vendieran– una cantidad a desembolsar por el empresario azteca de 257 millones de euros.
Evidentemente, la factura será mucho menor. Pero, sea la que sea y a la vista de las cuentas presentadas por la inmobiliaria al cierre del primer trimestre, surgen ciertas dudas acerca del empecinamiento de Slim en quedarse con una empresa cuya capacidad para atender la todavía elevada deuda que acarrea resulta, como poco, incierta.
952 millones de deuda bruta
Aunque el endeudamiento se ha visto muy mitigado tras liquidar el préstamo sindicado de 803 millones con tres fondos buitre, el desapalancamiento seguirá siendo un quebradero de cabeza para Realia en los próximos meses, con un total de 952 millones de euros de deuda bruta.
Sobre todo, con esos 681 millones de euros de deuda sindicada vinculada a la actividad patrimonial, cuya refinanciación se debe encarar antes de que venza en abril de 2017.
Además, quedarían por afrontar la devolución de otros 271 millones que, en su mayoría vencían ya este año, pero cuya devolución ha sido aplazada a 2018 tras el préstamo de 184 millones que Realia tuvo que pedir para saldar la deuda con los fondos de buitre y no dejar la caja vacía.
Ingresos diezmados y beneficio ficticio
Y todo con unos ingresos trimestrales muy diezmados que, entre enero y marzo de 2016, apenas superaban los 25 millones de euros, dejando el ebitda en 10 millones, tras retroceder un 2%, achacado por la empresa a la menor facturación por rentas tras dejar vacío un edificio en Madrid.
Ingresos que no se corresponden con el abultado beneficio registrado. Un tanto ficticio, de casi 59 millones de euros, no por el negocio recurrente, sino por los 51 millones de resultado financiero. Provenientes de los 54 millones asociados a las quitas recogidas en los tres primeros plazos abonados a los fondos buitre, en virtud del acuerdo de deuda pactado.
Sin visos de que los ingresos se disparen
Mirando la letra pequeña del volumen de facturación de Realia, no existen indicios de que a corto y medio plazo vayan a mejorar de manera notable. Se podrán vender más o menos viviendas –en el primer trimestre se entregaron 27 por 5 millones de euros, por las 21 de un año antes–, y tampoco las rentas, tanto de oficinas como de centros comerciales, presentarán grandes variaciones.
De hecho, si las hay, como ha ocurrido en el primer trimestre –con los ingresos del área patrimonial cayendo casi un 4%–, vendrían motivados por las negociaciones a la baja de los arrendamientos. En lo que resta de ejercicio hay vencimientos de contratos en oficinas por un 9% y de un 19% en el caso de centros comerciales.
Aumento de ocupación en Barcelona
En las oficinas, solo se observa recuperación de rentas de oficinas en Barcelona, debido al aumento de ocupación de Torre Realia BCN, del 78% al 82%. Mientras que en Madrid, se mantiene la ocupación pero descienden la rentas debido por la desocupación del edificio Los Cubos, que no se compensa con el incremento de ocupación en otros inmuebles.
Unos ingresos futuros que llegarán, en el área de promoción y suelo, de lo que se logre facturar del excedente de 558 inmuebles –viviendas y garajes asociados, en su mayoría, de los que 18 están vendidas pendientes de entrega y 540 en venta. Además, cuenta con 57 parcelas a la venta para autopromoción de chalés, 30 en Cataluña y 27 en Andalucía.
El resto de la cartera en este segmento lo forman los suelos que atesore con una edificabilidad de 1,8 millones de metros cuadrados para unas 20.000 viviendas. En el primer trimestre de 2016, la actividad promotora se apuntaba un margen bruto negativo de 600.000 euros que, tras descontar la reversión de provisiones, dejaba un neto positivo de 300.000 euros.