Sandra Ortega, Cebrián, Fernández Somoza… Las sicavs de los ricos gallegos se despiden con caídas por Ucrania
La mayoría de las grandes fortunas de la comunidad que han decidido liquidar o transformar sus vehículos de inversión colectiva ven cómo cierran el trimestre con rentabilidad negativa
La mayoría de las grandes fortunas gallegas que movían parte de su patrimonio a través de sicavs (sociedades de inversión de capital variable) decidieron a principio de año abandonar estos vehículos debido al endurecimiento de requisitos impuesto por el Gobierno para poder mantener una tributación en el impuesto de sociedades del 1%. La obligación de que todos los accionistas (al menos 100) posean una participación mínima de 2.500 euros derivó en un goteo constante desde enero de anuncios de disolución o transformación.
Curiosamente, las mayoría de las grandes sicavs de patrimonios radicados en la comunidad gallega anuncian su despedida este ejercicio mientras que los datos del primer trimestre del año reflejan una caída acusada de la rentabilidad debido principalmente al impacto en los mercados de la guerra en Ucrania y sus consecuencias. Así se refleja en la información remitida a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) por parte de las gestoras de sicavs que aún no se han dado de baja en el registro administrativo de sociedades de capital variable pero que ya han anunciado que llevarán ante su junta de general de accionistas la propuesta de disolución o transformación.
De Sandra Ortega a Rodríguez Cebrián
Una de las primeras sicavs en caer fue la de la mujer más rica de España, Sandra Ortega. La hija de Amancio Ortega y Rosalía Mera decidió transformar Soandres de Activos en una sociedad de responsabilidad limitada, tras cerrar el pasado ejercicio con un patrimonio de 255,3 millones de euros y una rentabilidad del 5,2%.
Gestionada por JP Morgan, Soandres causó baja en el registro de sicavs del regulador bursátil el pasado 16 de marzo, tras el acuerdo de su junta de accionistas. No obstante, los valores liquidativos comunicados al BME Growth revelan que entre el 4 de enero de este año y el día de su extinción como sociedad de inversión colectiva su rentabilidad cayó casi un 5%.
También las sicavs vinculadas al matrimonio de empresarios conformado por Dolores Ortega y Juan Carlos Rodríguez Cebrián determinaron en marzo presentar ante su junta general de accionistas la propuesta de disolución. De momento, Silleiro de Inversiones vio cómo su patrimonio retrocedía de los 17,6 millones que movía a finales del año pasado a 16 millones al acabar el primer trimestre, con una rentabilidad acumulada en el año de un -8,8%.
En el caso de la sicav Vivero de Inversiones, el patrimonio pasó de 22,2 a 20,4 millones (-8,21%).
En ambos casos, los administradores de las sociedades destacan el vaivén sufrido en los mercados por el conflicto en Europa. “La invasión de Ucrania, que causa presiones inflacionistas a través de los precios de las materias primas, y la reactivación asiática de la pandemia (que ha derivado en un nuevo tensionamiento de las cadenas de suministro), mantienen la presión sobre los niveles de inflación. Los próximos meses serían especialmente tensos en la publicación de datos de inflación y no descartamos lecturas de doble dígito con niveles muy altos de volatilidad en las curvas de tipos de interés”, explica en informe del trimestre de Vivero, cuya gestora es Santander Private Banking.
Fernández Somoza
Las gestoras de las sicavs de Luis Fernández Somoza (antiguo propietario de Transportes Azkar y una de las fortunas Forbes de la comunidad) también comunicaron en febrero la intención de transformarse en sociedades limitadas.
Por el momento, Guntín de Inversiones ha visto cómo su patrimonio en circulación desciende en el primer trimestre del año de 142,8 a 137,5 millones (un 3,7% menos).
Su otro vehículo de inversión en capital variable, Currelos, redujo el capital que movía de 76,6 a 73,32 millones de euros, con una caída de un 4,39%.
En este caso, como en los otros, su gestora advierte del impacto del conflicto bélico. “En este contexto, la probabilidad de recesión global en un horizonte de 12 meses ha pasado de ser muy reducida a no ser insignificante. Nuestro escenario central contempla una probable desaceleración de la economía global en torno a un punto porcentual y un aumento de la inflación de corto plazo de más de 2 puntos respecto a las premisas que manejábamos a principio de año. Este cambio no equivale a un escenario de estanflación, porque las tasas de crecimiento actual están por encima de los niveles de crecimiento medio de la última década (con la excepción de China)”, advierten.