Samuel Adams y Duvel, los espejos en los que se mira Estrella Galicia
Ignacio Rivera puso como referentes a la joven cervecera Samuel Adams y a la histórica Duvel del modelo que defiende Estrella Galicia
Producir desde una sola fábrica de A Coruña para distribuir cerveza por medio centenar de mercados no es tarea sencilla. De entrada, conlleva mayores costes logísticos respecto a competidores que cuentan con varios centros de producción. En el caso de Estrella Galicia, la búsqueda de materias primas propias y el ritmo más lento que la media a la hora de producir, también acarrea desventajas. Así lo explicaba Ignacio Rivera, consejero delegado de Hijos de Rivera, durante la presentación de los resultados del último año, mientras reiteraba que esta es la operativa que le gusta a la compañía gallega y de la que no tiene pensado alejarse ni un milímetro.
“Nuestra estrategia clara es la diferenciación. Luchamos contra la estandarización”, repitió Rivera, que a pesar de estar al frente de un grupo que factura más de 500 millones, reivindicó el espíritu artesanal de su cerveza y de su manera de concebir el negocio. “No me veo como consejero delegado de cien fábricas”, reiteró.
El directivo defendió que, por más que crezca la empresa, que elevó un 167% su volumen de negocio desde 2010, no tiene como objetivo “ser la cerveza más vendida”. Los planes de expansión que contempla el grupo en su plan estratégico hasta 2021 se asientan en esta misma filosofía de buscar un posicionamiento diferenciado. Ignacio Rivera citó a modo de ejemplo a dos cerveceras a las que tiene como referencia por participar de estos valores: la belga Duvel y la norteamericana Samuel Adams. La primera es una firma histórica con casi 150 años de trayectoria. El segundo es un fabricante mucho más joven, pero incrustada en la denominada cultura craft, que el primer ejecutivo de Hijos de Rivera reivindicó durante toda su intervención.
Hijos de Rivera, la puerta de entrada de Duvel en España
Los vínculos con Duvel no son una novedad para Hijos de Rivera, que desde 2013 se encarga de distribuir los productos de la cervecera belga en España. Ignacio Rivera dijo en su momento que se trataba de un grupo de larga trayectoria y “tradición familiar” que compartía “valores afines” a Estrella Galicia. La principal diferencia con el fabricante belga es que éste sí que cuenta con una red de fábricas repartidas entre Bélgica, Holanda, Estados Unidos y República Checa.
La firma que Jan Léonard Moortgat y su mujer asentaron en la localidad de Puurs a finales del siglo XIX tiene a día de hoy un tamaño parecido al de Hijos de Rivera: la facturación en 2017 fue de 429 millones de euros y los litros producidos superaron los 300 millones. El grupo gallego presentó este año un balance de 507,8 millones de negocio y una cifra similar, más de 300 millones, en cuanto a litros vendidos.
Imagen promocional de cerveza Duvel
El cuidado proceso de elaboración y de selección de la materia prima, así como el posicionamiento premium de la marca, hacen de Duvel una de esas enseñas de valores compartidos con Estrella Galicia de las que habla Rivera. La base de la actual cerveza hay que encontrarla después de la Primera Guerra Mundial, cuando Albert Moortgat, uno de los hijos de Jan Léonard, entra en contacto con las cervezas inglesas de malta y se inspira en el modelo inglés para fabricar, realizando viajes por Reino Unido en busca de la materia prima.
A día de hoy, a los mandos de la empresa están en la cuarta generación, capitaneada por los hermanos Michel, Philippe y Bernard Moortgat. El grupo exporta a 60 países, diez más que Hijos de Rivera.
Un gigante que sigue creciendo
En el caso de Samuel Adams, el tamaño se multiplica. Boston Beer Company es la segunda mayor compañía de cerveza artesanal de Estados Unidos, con una facturación próxima a los mil millones de dólares. El volumen de negocio podría elevarse notablemente en breve, pues tiene en marcha una operación de 300 millones de dólares para absorber a otra cervecera, Dogfish Head Craft Brewery, con base en Delaware.
La historia del grupo nació en 1984 de la mano de James Koch, consultor de Boston Consulting Group, quien encontró en su ático una receta que había pertenecido a su bisabuelo y preparó en su cocina el primer lote de Boston Lager. Desde entonces se convirtió en su proyecto y destinó parte del dinero que ganaba como consultor a armar la compañía, bautizando a la cerveza con el nombre del político de Boston y líder de la revolución norteamericana, Samuel Adams.
Al ritmo del sueño americano, la cerveza comenzó a cosechar premios y a incrementar ventas, mientras Kock diversificaba el negocio hacia otros productos. La empresa abrió fábricas en Massachusetts, Ohio, Pensylvania y Cincinnati, además de la original de Boston, y engordó su plantilla hasta cerca de los 2.000 empleados.