Sacyr admite un agujero de 30 millones en la Autovía do Barbanza
La concesionaria cerró 2014, año en que se pactó un rescate con la Xunta, con unas reservas negativas de 29 millones y unas pérdidas de 2,1 millones
Sacyr no tiene solo en las radiales de Madrid su gran preocupación, por la que tuvo que provisionar hasta 140 millones de euros en sus cuentas del año pasado. En Galicia tiene un serio problema, que admite a las claras: la Autovía do Barbanza, que el grupo constructor controla en un 90% de su capital. El agujero de la infraestructura concesionada al cierre de 2014 se situaba en 29 millones de euros, que era el importe en negativo de sus reservas.
Un capital social declarado de 9,4 millones de euros y unas reservas negativas por ese importe colocan a la concesionaria de la Autovía do Barbanza en causa de disolución. La historia ha ido a peor, porque un año antes, en 2013, las reservas negativas se situaban en 24,6 millones. Ese año había perdido 778.000 euros, frente a los números negativos de 2,1 millones con que cerró el 2014.
Conversión de deuda
La propia compañía admite que 31 de diciembre de 2013 y 2014 el patrimonio neto de la sociedad era inferior a las dos terceras partes de la cifra de su capital social. En esta situación, según la Ley de Sociedades de Capital, la compañía está obligada a reducir su capital social. Pero Sacyr optó por otra vía.
«Al objeto de subsanar esta incidencia», mantiene la compañía en su memoria, «se convirtió deuda subordinada junto con los intereses capitalizados pendientes de pago en un préstamo participativo, formalizado contractualmente». De esta manera, dicho préstamo se considera patrimonio neto a los efectos de reducción de capital y liquidación de sociedades previstas en la legislación mercantil. Así esquivó la concesionaria su quiebra técnica.
El rescate de la Xunta
En febrero del año pasado Sacyr solicitó ante la Xunta el restablecimiento económico-financiero del contrato de concesión en virtud de lo establecido en una disposición adicional de los presupuestos gallegos para 2014. El 31 de diciembre del año pasado se procedía a firmar la adenda al contrato de concesión por la cual la Xunta de Galicia restablece el equilibrio económico-financiero del contrato, adjudicado en su día por el método de peaje en sombra, y que no alcanza el tráfico mínimo establecido inicialmente. La concesión sigue en pie hasta 2036.
La historia amenaza con repetirse, ya que la concesionaria de O Barbanza tenía en 2012 un patrimonio neto negativo de 11,9 millones de euros, y ha ido en aumento hasta sumar unas reservas negativas de 29 millones al cierre de 2014. El problema está en los costes financieros del proyecto y en la situación patrimonial, el agujero, derivado de años de pérdidas una vez asumida la concesión y su obra, que se financian ahora mediante un canon por el peaje en sombra.