Renta Corporación resucita con 500 millones listos para invertir
La compañía inmobiliaria limpia casi toda la deuda y pretende alcanzar los 20 millones de beneficios en 2020
Hace apenas un año y medio pocos apostaban por la supervivencia. La compañía olía a muerto. Renta Corporación se encontraba entonces en pleno concurso de acreedores y el cierre se vislumbraba en el horizonte. Hoy, el grupo inmobiliario ha conseguido limpiar prácticamente la totalidad de la deuda y estudia inversiones en activos por valor de 500 millones de euros.
La empresa no es una garantía, reconoce el presidente, Luís Hernández: «La acción puede volver a caer y la valoración de los inversores también». Sin embargo, es optimista: «En cinco años es más probable que el valor se multiplique por diez que no caiga a la mitad». El objetivo es alcanzar los 20 millones de euros de beneficio neto en 2020.
La firma avanza tras reducir la deuda existente de los 740 millones a apenas 24. «La banca, la agencia tributaria y las entidades financieras hicieron un gran esfuerzo», recuerda el dirigente, dejando entrever grandes quitas en la aprobación del convenio (del 85%). Además, de los 24 millones, casi 18 corresponden a un préstamo participativo con vencimiento para el 2022. Se pagará con la cesión de un terreno en la localidad catalana de Granollers.
Inversiones en Barcelona y Madrid
La compañía prepara inversiones en las dos capitales españolas: Barcelona y Madrid. Actualmente peina ambas ciudades y sondea edificios y solares por valor de 500 millones. Inmuebles que se añadirían a la actual cartera de 26 activos valorados en 250 millones. «Contemplamos tanto el mercado residencial como el comercial (hoteles y oficinas)», ilustra el director corporativo, José María Cervera, a Economía Digital.
El grupo prepara una potente operación en el distrito madrileño de Chamberí, valorada en unos 10 millones de euros, y ultima negociaciones con una cadena europea para gestionar el Hotel Covadonga en la ciudad condal. «En la capital estamos interesados sobre todo en hoteles y oficinas, en cambio en Barcelona tenemos más interés en el sector viviendas», compara Cervera.
Las inversiones más ambiciosas se han realizado hasta el momento con la ayuda del fondo estadounidense Kennedy Wilson, que «otorga una solidez de cara a los proyectos pensados a medio plazo» que Renta todavía no dispone. La asociación no se hace en términos equitativos; al asumir la gestión de los inmuebles, la española recibe además una remuneración.
Del cielo en 2007 al suelo en 2013
La corporación empezó a cotizar en bolsa en el segundo trimestre de 2006 y alcanzó el valor máximo un año después, tras rebasar la cifra de los 1.000 millones de euros. Sin embargo, sufrió en primera persona los efectos de la crisis del ladrillo. En seis años se había devaluado hasta los 15 millones y tuvo que acogerse al concurso de acreedores.
La caída en picado se cobró la cabeza de la antigua ministra de Ciencia y Tecnología Anna Birulés. La gerundense, colocada en el gobierno por José María Aznar, entró como vicepresidenta en la compañía en 2004, en plena burbuja inmobiliaria. Cuatro ejercicios más tarde, y en la fase más acentuada del descenso, abandonó la empresa por la puerta de atrás después de cosechar pérdidas semestrales de más de 25 millones.
Otro ilustre empleado es Ignacio López del Hierro, el marido de la Secretaria General del Partido Popular, María Dolores de Cospedal. El antiguo vocal abandonó la firma en junio de 2013 por «motivos estrictamente personales».