Ramón Mejuto rompe su silencio: «La Fábrica de Armas tiene futuro»
El responsable de Hércules de Armamento asegura que hay proyectos en cartera pendientes de la llegada de un inversor que garantizan carga de trabajo para doce años
«El futuro industrial de la Fábrica de Armas está garantizado». Así de rotundo se manifiesta Ramón Mejuto, el máximo responsable de Hércules de Armamento, la concesionaria de las instalaciones de Defensa en A Coruña, quien rompe su silencio para anunciar la inminente entrada de un inversor en el proyecto.
Como reconoce a Economía Digital, la empresa, que atraviesa por una situación económica «delicada», con impagos a los trabajadores y deudas con las administraciones públicas, tiene varios proyectos pendientes de la llegada de un socio capitalista. Hace semanas que emergió el nombre de Escribano Mechanical & Engineering, una empresa con sede en la localidad madrileña de Alcalá de Henares y participada por el fondo soberano de Omán, pero que no es su único pretendiente.
Tiempo extra
El pasado 2 de noviembre, la empresa tuvo que rendir cuentas ante el Ministerio de Defensa. La comisión de seguimiento de la concesión detectó entonces una serie de incumplimientos que podían ser subsanados con la entrada del inversor. Por ese motivo, desde el departamento que dirige María Dolores de Cospedal, se ha concedido un tiempo extra a Hércules de Armamento para cerrar un hipotético acuerdo que, además «garantizaría carga de trabajo para varios años», como apunta el propio Mejuto.
Desde que Hércules de Armamento cambió de empresa de seguridad –Seguribérica dejó las instalaciones en noviembre de 2015 alegando un impago cercano al medio millón de euros–, carece de autorización por parte del ministerio para fabricar armas de fuego. Sin embargo, el responsable de la concesionaria admite que es una situación «facilmente reversible». De hecho, parte de los contratos que están pendientes de la estabilidad económica de la sociedad (que vendría dada por la entrada del nuevo inversor) están asociados a programas militares de armamento, alguno de los cuales garantiza carga de trabajo «hasta para doce años».
Sectores civiles
Pero el futuro de las instalaciones de Pedralonga no pasa solamente por la parte militar. Los compromisos adquiridos por la empresa que dirige Ramón Mejuto también tocan ámbitos civiles, como el de la automoción o el sanitario, en los que también tiene proyectos para desarrollar soluciones innovadoras en esos campos.
Las negociaciones avanzan, pero el responsable de Hércules de Armamento mantiene el hermetismo sobre el estado de las mismas. Tampoco se aventura a dar plazos. Simplemente se limita a garantizar la viabilidad de una empresa que necesita como agua de mayo la llegada de capital y que, con la llegada del inversor, lograría «desbloquear acuerdos» que asegurarían el futuro industrial en los talleres de la antigua Santa Bárbara.