Portugal reserva 900 millones para la conexión de Alta Velocidad con Vigo
El Gobierno luso dice que el eje atlántico es la “espina dorsal” de su red y mantiene la apuesta por conectar Oporto y Vigo en una hora en la presentación del Plano Ferroviário Nacional
Portugal da un paso más para la conexión de Oporto y Vigo por alta velocidad. Este jueves, el Gobierno luso organizó un acto para presentar el Plano Ferroviário Nacional (PFN), un documento que define la futura estructura de las líneas y servicios de tren del país y que ahora inicia el proceso de consulta pública, el primer paso para convertirse en ley en la Assembleia da República. La planificación mantiene como actuación prioritaria el desarrollo de la línea Oporto-Vigo, a pesar de la preferencia mostrada por el Ejecutivo de Pedro Sánchez por la conexión entre Lisboa y Madrid. Dos semanas después de la cumbre hispano-lusa, Portugal ratifica sus planes de enlazar por alta velocidad Braga y Valença, hasta la frontera con Galicia.
La estrategia para el desarrollo ferroviario de Portugal fue presentada por el presidente del Instituto da Mobilidade e do Transporte, Joao Caetano, quien aseguró que la Línea de Alta Velocidad Oporto-Lisboa y la Oporto-Vigo constituyen la «estructuración de la espina dorsal» de la red lusa. «Permite estructurar todo el eje atlántico, donde se concentra la mayor parte de la población portuguesa, y es indispensable para todo lo demás, casi diría que el plan ferroviario no tendría sentido sin hacer esto primero, y que todo el plan ferroviario es coherente con los planes para las actuaciones previstas en la próxima década», explicó en la presentación, en la que también intervinieron el primer ministro, António Costa, y el ministro de Infraestructuras, Pedro Nuno Santos.
Vigo-Oporo en una hora y cuatro veces al día
La primera fase de la conexión con Galicia está dentro de la planificación del Gobierno luso hasta 2030, con la conexión entre Braga y Valença y de Oporto con el aeropuerto de Sá Carneiro, una de esas infraestructuras que, como el puerto de Leixoes, se mira con ambivalencia desde territorio gallego, entre el temor a un duro competidor y la esperanza de una complementariedad en los servicios de la fachada atlántica.
El programa de inversiones de Portugal (Programa Nacional de Investimentos 2030) fijó para estas actuaciones una inversión de 900 millones, que se complementaría con la adquisición de nuevo material rodante para el eje atlántico por valor de 650 millones y, claro está, con la línea entre Oporto y Lisboa, la joya de la corona del plan, con una inversión prevista de 4.500 millones.
También detalla el documento que pasa a consulta pública los tiempos. El objetivo es reducir las 2 horas y 20 minutos de viaje a poco más de una hora en el viaje desde Oporto con parada en Braga, o una hora y cuarto con paradas en Trofa, Familiçao, Nine, Braga y Valença. La línea está considerada como de servicio regular, lo que implica un mínimo de cuatro trayectos por día en cada sentido. Para todo esto, eso sí, es necesario que se desarrolle la infraestructura también en Galicia.
La conexión con Madrid
Las conexiones de alta velocidad con Madrid están contempladas en la hoja de ruta del tren portugués, pero, a diferencia de lo que sucede con Vigo, figuran con servicios limitados o bien sin fecha para su desarrollo, que sería posterior a 2030. Es el caso del enlace con Salamanca y Madrid desde Aveiro, pasando por Viseu y Guarda. No aparece contemplado en el mapa de 2030, sino que figura solamente en un escenario final de pleno desarrollo de los servicios de alta velocidad que, se sobreentiende, ocurriría más tarde, en un escenario a 30 años.
Sí que aparece, en cambio, la línea Lisboa-Madrid por Badajoz, aunque como un trayecto de servicio limitado, lo que supone menos de tres horarios diarios.
El largo recorrido del plan ferroviario
Es previsible que esta planificación sufra modificaciones. La apertura del periodo de consultas abre la primera posibilidad para que tal cosa suceda. Posteriormente, también puede cambiarse en el debate parlamentario, en base a las propuestas de otros grupos. Además, está pendiente de la evaluación ambiental, que debe dar luz verde a los distintos trazados. En cualquier caso, representa la propuesta del Gobierno portugués, presentada en público por el ministro de Infraestructuras y por el propio António Costa.