Pocoyó se arma de razones para sonreír con la salida del concurso de Zinkia
Al margen de que lleguen los ingresos previstos para devolver los 13 millones de deuda, está por ver en qué queda la lucha por el control entre José María Castillejo y Miguel Valladares
Ahora sí parece que Pocoyó, el personaje más ilustre de Zinkia, tiene razones para sonreír más allá del desbordado y excesivo optimismo del que suele hacer gala el conde de Floridablanca, José María Castillejo Oriol, presidente y fundador de la productora de dibujos animados.
El juzgado de lo Mercantil 8 de Madrid acaba de aprobar el convenio presentado por la empresa con el que se pone fin al concurso de acreedores al que Zinkia se vio abocado en abril de 2014 ante la incapacidad de afrontar una deuda financiera de más de 13 millones de euros.
Cese de Attest Integra
La sentencia, que se ha hecho esperar más de lo que Castillejo hubiera deseado por las consecuencias negativas que ha tenido sobre la generación de nuevos negocios, acarrea el cese inmediato de la sociedad Attest Integra como administradora concursal, y la recuperación, por parte de los responsables de Zinkia, de la administración y disposición patrimonial.
Solo falta que el propio juzgado determine el momento de la eficacia del convenio aprobado a efectos de iniciar el cumplimiento del calendario de pagos previsto, para que empiecen a contar los plazos para devolver a los acreedores esos más de 13 millones durante 20 años sin quita alguna.
Activo y pasivo, en cuarentena
En principio, y según recogía el informe definitivo de la administradora concursal, Zinkia contaría con un superávit patrimonial de casi 69 millones de euros –más de 6 veces su valor en bolsa– al descontar los 13,64 millones de pasivo a unos activos valorados en más de 82 millones de euros.
Aparentemente todo parece claro, pero habrá que ver si los ingresos previstos llegan y, sobre todo, en qué queda la guerra soterrada que mantienen los dos máximos accionistas.
Control accionarial y ejecución de un crédito
Castillejo controla el 64,71% de Zinkia a través de Jomaca 98, y el empresario mexicano Miguel Valladares ostenta el 11,2% del capital, pero todo puede cambiar. El azteca tiene ahora la oportunidad de hacerse con el control de la productora si como pretendía –el concurso lo dejó paralizado– prospera la ejecución de un crédito de Bankia a Jomaca 98, que Valladares adquirió por 16 millones y que está garantizado con el 33% de la participación de Castillejo en Zinkia.
La de Valladares no es la única incógnita a resolver en relación al activo y pasivo de Zinkia. En esos 82 millones de activo se incluye un supuesto préstamo de 1,6 millones concedido por la productora a Alejandro Ballestero de Diego, consejero de Zinkia, ex diputado nacional del PP y actual presidente de la empresa Sainsel Sistemas Navales, contratista del Ministerio de Defensa.
Más incógnitas
Ballestero ha reiterado en varias ocasiones que la cantidad responde, no a una deuda, sino a la comisión de intermediación acordada en 2009 cuando entró en el capital de la productora.
En esa línea de oscurantismo se enmarcan también los casi 10 millones de un derecho de crédito supuestamente concedido a Ana María Chico Guzmán, esposa de Castillejo, o ese otro préstamo de 2,5 millones otorgado a Zinkia por la Fundación Santamaría de los Peñones, ligada a parientes de Castillejo.
Plan de retribución
Anticipándose a la salida del concurso, el consejo de Zinkia, presidido por Castillejo el pasado 2 de julio, aprobaba acometer el acuerdo que tres días antes había refrendado la junta de accionistas, relativo a un plan de retribución variable a largo plazo, dirigido a consejeros y directivos, consistente en la entrega condicionada de acciones de Zinkia en función del valor de las acciones
Serían 1,2 millones de acciones a repartir en el marco de este plan, que tendrá una duración de 5 años. Su entrega queda condicionada a que el valor de la acción de Zinkia se haya revalorizado en determinados umbrales respecto al valor de cotización al pasado 29 de junio.