Penalidades en el textil gallego más allá de Inditex y los Domínguez
El concurso de Pili Carrera pone en evidencia los contrastes del textil gallego, cada vez más concentrado en Inditex y las empresas de la familia Domínguez
La suspensión de pagos de Pili Carrera, firma de Mos (Pontevedra) que vistió a las hijas del rey Felipe VI y a los nietos de Donald Trump, pone de manifiesto las dificultades de un grupo de empresas de pequeño tamaño en un sector cada vez más competitivo y en pleno descenso de ventas en el mercado doméstico.
Las ventas del textil en España han caído un 3,6% en lo que va de año, dando continuidad a la tendencia a la baja que arrastra el sector desde abril de 2017. Según los datos de la Asociación Nacional del Comercio Textil, Complementos y Piel (Acotex), se ha producido una leve recuperación entre julio y agosto después de una primera parte del año desastrosa.
“La gran cantidad de stock existente en las tiendas” y los “descuentos muy agresivos”, explica la entidad, han permitido dar salida al material atrasado, pero sin lograr repuntes significativos, que como mucho alcanzarán el 1,5% entre junio y agosto.
Cuatro empresas dominan la industria gallega del textil
El bache de la industria de la moda coincide con el proceso de mutación que atraviesa el mercado, más eficiente que nunca a la hora de satisfacer rápido al consumidor, pero tensionado por el acoplamiento entre la venta online y la tienda física. Los gigantes, de Inditex a H&M, han estrechado sus márgenes. Los pequeños, simplemente, buscan consolidar su posición para no sucumbir a la tormenta.
La crisis de liquidez de Pili Carrera, empresa con un centenar de empleados y alrededor de 8 millones de facturación, se suma a las quiebras de Caramelo (A Coruña), Viriato (Ordes), Confecciones Guerral (Lalín), Confecciones Deus (Ordes) o Naffta (Vigo).
La radiografía del sector en Galicia muestra una industria cada vez más concentrada en cuatro empresas y sus proveedores. Inditex, con sus 25.000 millones de facturación, está en otra galaxia. Le seguiría Textil Lonia, la empresa que pone en el mercado las marcas Purificación García y Carolina Herrera, con unas ventas próximas a los 400 millones. Bimba y Lola y Adolfo Domínguez superan los 100 millones de cifra de negocio.
Problemas para Florentino y Pili Carrera
Lejos de Amancio Ortega y de la familia de Adolfo Domínguez –Textil Lonia fue fundada por sus hermanos y Bimba y Lola por sus sobrinas– las dificultades son muchas, incluso entre las marcas mejor posicionadas.
Florentino, la empresa del diseñador Florentino Cacheda, cerró su último ejercicio con pérdidas en su principal sociedad, Confecciones Florentino, y en la cabecera del grupo, Eurogal Textil. La primera perdió 1,18 millones y la segunda registró números rojos algo superiores a los 6.000 euros. La compañía, con una facturación que ronda los nueve millones, ha puesto en marcha un proceso de internacionalización para contrarrestar “la fuerte competencia que establecen sobre las tiendas multimarca (clientes tradicionales de la empresa) las grandes cadenas comerciales y las empresas de low cost”, explica en su memoria.
Roberto Verino, con un volumen de ventas superior a Florentino o Pili Carrera, ha logrado mantener el tipo en los últimos años. Cerró el pasado ejercicio con 33 millones de cifra de negocio, prácticamente las mismas que en el curso anterior, aunque incrementado un 8% las ventas por superficie comparable, según explicó el diseñador. La apuesta por México, que conllevó una reestructuración de la red de tiendas, está siendo clave para la empresa (también lo fue para la recuperación de Adolfo Domínguez), que planea su expansión por Latinoamérica.
Pili Carrera y Viriato. La suspensión de pagos de Pili Carrera recuerda inevitablemente a la crisis de Viriato, una firma que también tenía un buen posicionamiento de marca y un volumen de facturación similar, en torno a los 10 millones de euros. La firma de Ordes cayó tras perder a su principal cliente, El Corte Inglés, por los problemas de liquidez que retrasaron los suministros. Los dueños de Jealsa se hicieron con la marca en el proceso de liquidación.
El concurso de Textil Saroni. Otra de las empresas que necesitó de rescate fue Saroni, firma de Verín que llegó a alcanzar los 40 millones de facturación, pero que cayó en picado durante la crisis económica. La entrada del fondo norteamericano Gedesco Special permitió a la empresa salir del concurso de acreedores a finales de 2016.