Parón industrial masivo: solo Celsa y Alúmina resisten el golpe de la crisis energética en Galicia

Hace dos años, en marzo de 2020, se produjo una brusca parálisis económica a causa del coronavirus, que acabó por cerrar todas las actividades no esenciales durante parte del primer estado de alarma. Cuando la pandemia parece llegar a su recta final, un nuevo frenazo en la actividad, ahora en marzo de 2022, prolonga los malos presagios. La industria electrointensiva no soporta la escalada de precios de la luz, instalada por encima de los 400 euros Mw/h y con un récord de 545 euros Mw/h alcanzado el martes. A la espera de la posible intervención en el mercado por parte del Gobierno español y de la UE, presumiblemente topando el precio del gas, las empresas están optando por recortar producción, cuando no pararla totalmente o poner un ERTE sobre la mesa.

El disparatado coste energético ha forzado este tipo de medidas en prácticamente toda la industria electrointensiva gallega, con Megasa apagando 18 días la fundación o Ferroatlántica parando su fábrica de A Coruña. También en la cántabra, donde Global Steel Wire, Reinosa Forgings&Castings, Hergom y la propia Ferroatlántica, que tiene otra fábrica en Boo, han parado o tienen previsto hacerlo en los próximos días. Incluso dos grandes grupos como ArcelorMittal o Acerinox han tomado medidas drásticas al ver insostenibles los precios de la energía. Son las empresas que años atrás acudían a las subastas de interrumpibilidad como mecanismo para aliviar la factura.

La patronal Aege, en su barómetro energético, estima que el coste medio para este año rondará los 346 euros, tres veces más que en 2020. El mercado de futuros indica que los precios elevados se mantendrán hasta al menos el cuarto trimestre del año, lo que pone en duda la duración de los parones industriales. Al menos, otorga tiempo para la intervención del Gobierno, que afronta ahora el final de la crisis sanitaria, la crisis política provocada por Rusia y la crisis energética agravada por la invasión de Ucrania.

Celsa y la fábrica de alúmina de Alcoa resisten

De las industrias electrointensivas con fábrica en Galicia solo dos mantienen la actividad habitual. Celsa, con planta en A Laracha, se encontraba en una parada técnica, pero tiene previsión de reanudar operaciones este jueves con normalidad. El grupo catalán tiene en Castellbisbal (Barcelona) su mayor planta de fundición en España. Allí ha puesto en marcha una estrategia conservadora que consiste en aprovechar las franjas horarias más caras para parar su horno y realizar tareas de mantenimiento.

Por su parte, Alcoa está en récords de producción en la fábrica de alúmina de San Cibrao después de cerrar la planta de aluminio durante dos años debido a la factura eléctrica. Alúmina Española, que así se denomina la alianza entre la multinacional norteamericana y la australiana Alúmina Limited, alcanzó en febrero una producción superior en un 14% a la media mensual, equivalente a las 1.500.000 toneladas/año de capacidad de producción de la planta. Sin embargo, esta instalación se abastece a través del gasoducto de A Mariña merced a un acuerdo con Naturgy, por lo que su situación es distinta a la de las electrointensivas.

Ferroatlántica anunció que detenía su fábrica de Arteixo al menos el miércoles y el jueves, aunque ya venía operando a un tercio de su capacidad.

Megasa, por su parte, detendrá la sección de fundición durante 18 días, lo que afecta a unos 50 trabajadores. La mayor siderúrgica gallega, con planta en Narón, dice que con esta medida evitará tener que presentar un ERTE para sus 150 trabajadores.

Showa Denko, con fábrica en A Coruña, continúa con su actividad, pero ha decidido prescindir de los procesos de producción que generan el mayor consumo, explicaron fuentes del grupo.

Finalmente, Xeal, las plantas de A Costa da Morte que Villar Mir vendió al fondo TPG, llevan tiempo funcionando por debajo de su capacidad. Recientemente la dirección ha decidido apagar un nuevo horno, el último que le quedaba a la factoría de Cee. La particularidad del complejo industrial Cee-Dumbría es que tiene asociadas las centrales hidroeléctricas del río Xallas, por lo que también se beneficia del incremento de precios. De hecho, la plantilla criticó con dureza que se minimice la actividad industrial cuando tiene centrales hidroeléctricas de apoyo que están vendiendo energía al mercado.

ERTE en Acerinox

Aunque es el elemento decisivo, no es solamente la electricidad encarecida por la invasión rusa de Urcania la que constriñe a las siderúrgicas, sino también el precio de materias primas como el níquel. Acerinox ha planteado la aplicación de un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) a toda la plantilla de su planta de Los Barrios (Cádiz), unos 1.800 empleados, precisamente, aludiendo a esas dos cuestiones: el coste de la electricidad y el encarecimiento de las materias primas.

ArcelorMittal, el mayor grupo del sector, detuvo la actividad en la planta guipuzcoana de Olaberría Vergara.