Os presentamos la desaceleradora de empresas
Más de 20 mentores de máximo renombre mundial redimensionan compañías con alto potencial pero de crecimiento desnortado
Cuando todas las empresas que comienzan en internet quieren crecer de forma desmesurada y lograr jugosas rondas de financiación, ellos sugieren todo lo contrario: quitar el pie del acelerador y analizar de forma sosegada el modelo de negocio.
En el mundo del click y la velocidad, piden pausa y reflexión. Se llaman Menorca Millennials y comenzaron como una pareja de emprendedores pero ahora organizan una especie de colonias de élite en Menorca que terminan siendo un gran curso de aprendizaje de negocios.
Allí acuden emprendedores y empresarios con varias experiencias a sus espaldas con el objetivo de pensar, rodeados de grandes visionarios sin corbata y con chanclas. En el fondo, es lo mismo que hace Marck Zuckerberg y Bill Gates: un retiro de días, en el campo, para meditar si el rumbo que han trazado es el mejor para sus compañías.
Frente a una playa de Menorca, en un ambiente privilegiado, en junio próximo acudirán 20 empresarios y emprendedores para convivir durante 20 días con ejecutivos y visionarios de primer nivel entre los que se encuentran Di-Ann Eisnor, vicepresidenta de Waze –adquirida por Google por mil millones de dólares–, Jerry Egel, director de Emprendedores de la Universidad e Berkeley, California, Elías Campo, uno de los pocos españoles que ha trabajado en Whatsapp, o Dan Hoffman, cofundador de M5 Networks.
El intercambio de ideas y la permanencia durante más de dos semanas en un entorno con expertos en negocios emergentes suele hacer que los emprendedores se den cuenta de que el aceleramiento rápido también implica un alto riesgo de estrellarse. Se trata de un tiempo de reflexión, una labor casi imposible con el cúmulo tareas diarias, de reuniones y objetivos por cumplir.
Sesiones con los grandes
El programa incluye paseos en bicicleta con Martin Varsavsky, fundador de Jazztel, o cocina colectiva de paella con Manel Adell, exconsejero delegado de Desigual. Las sesiones de trabajo suelen terminar con nuevos enfoques empresariales.
«Emulamos lo que hace una firma de capital riesgo cuando le gusta una compañía. Es una especie de due diligence (análisis de la empresa previa a la firma de un contrato) en dos semanas con las 20 compañías. Se comparte un tiempo muy valioso con expertos e inversores que de otra manera no se podría tener. Los fondos de capital de riesgo van porque quieren ver compañías con gran potencial y llegan propuestas de todo el mundo», explica Ricard Garriga, cofundador, junto con Ricardo Martín, de de Menorca Millennials.
El año pasado se organizó la primera sesión de prueba a la que acudió Daniel de Carvajal, fundador de Trappit, un sistema que busca precios de billetes aéreos después de una compra. Si el software encuentra pasajes más baratos, anula los comprados y adquiere los más económicos.
«Antes de vivir esa experiencia, pensaba que mi proyecto era el mejor de todos. Pero me bajaron los humos. Estaba enfocado en un modelo B2C (para consumidores) y me hicieron ver que la mejor opción era cambiarme a uno B2B (para empresas). Creo que no tenía norte y ahora lo he conseguido», explica el fundador de Trappit.
El viraje termina siendo la tónica común. La aplicación Stampery nació para sustituir a los notarios al ofrecer precios irrisorios. Se trataba de certificaciones de documentos por medio del sistema de Bitcoin. Pero tras el paso por el campus, los expertos recomendaron ampliar el espectro y certificar también correos electrónicos o documentos digitales, muy fácilmente falsificables.
Tra aplicar las recomendaciones, con el mismo sistema, y con sólo un click, la aplicación es capaz de certificar quién ha creado el documento, con dirección de IP y múltiples datos que validan la autenticidad. Las posibilidades de negocio se multiplicaron y ahora la compañía a vuelto a crecer pero a paso firme.
La criba
Los fundadores de la iniciativa elegirán a 20 compañías entre un grupo de más de 400 empresas interesadas. Pero no cualquiera puede entrar. En Menorca Millennial sólo se damiten emprendedores reincidentes. Es decir, quedan excluidos creadores de empresas que sólo hayan concebido un negocio. Es una especie de garantía. Aunque haya fracasado o dado frutos la primera iniciativa, los emprendedores que repiten tienen muchas más posibilidades de éxito.
Los candidatos también deberán ser capaces de demostrar que su proyecto tiene la capacidad de llegar, al menos, a mil millones de usuarios. Es decir, deben convencer de que uno de cada siete habitantes del planeta podría ser cliente.
Y al final de las vacaciones de trabajo, en el entorno privilegiado, también puede llegar el dinero. Los inversores que recomiendan giros y planes de negocio pueden terminar inyectando recursos en los proyectos analizados. El año pasado, ocho de veinte empresas consiguieron casi 7 millones de euros. Es la recompensa que tuvo haber pisado el freno para ponerse a pensar.