Nuevos actores en Abengoa enredan el rescate
Tras la marcha atrás de los bonistas, inversores ajenos a la multinacional sevillana pondrían los 500 millones necesarios si los bancos ceden las garantías sobre la estadounidense Atlantica
Más madera al culebrón para salvar de la quiebra a Abengoa, la empresa de ingeniería sevillana en preconcurso desde hace ya casi siete meses. Los bonistas, que hace diez días se comprometieron a poner los últimos 500 millones de euros para permitir alcanzar el definitivo acuerdo de refinanciación, se lo han pensado mejor.
Aunque no han desistido totalmente, sí han hecho llegar a los bancos acreedores –aglutinados en torno al G-6 encabezado por el Banco Santander– que la aportación de ese capital no sería inmediata y que necesitan más tiempo para tomar una decisión. «No se deciden y no está nada claro que vayan a poner el dinero», apuntan fuentes de las entidades financieras.
El paso atrás de los bonistas en la negociación ha dado pie a que un nuevo actor entre en escena. Se trata de un grupo de fondos no acreedores, que hasta ahora se habían mantenido al margen, y que estarían dispuestos a aportar los 500 millones necesarios. O menos, si antes de la firma se venden más activos, como pueden ser las plantas de etanol en Estados Unidos, cuya operación se cerrará en agosto.
La golosa Atlantica siempre aparece
Lo harían a cambio de quedarse con las cada vez más reducidas garantías que tienen los bancos acreedores de Atlantica Yield, la filial estadounidense que, en el fondo, es el único activo en el que todos los inversores están interesados.
Cabe recordar que las entidades financieras, con los dos préstamos otorgados a Abengoa, en septiembre y diciembre de 2015 –por un importe conjunto de 231 millones de euros–, se quedaron en prenda 25 millones de títulos de la antigua Abengoa Yield (redenominada después como Atlantica). Pero, en marzo pasado, con la inyección de 137 millones aportada por varios fondos, los bancos tuvieron que ceder parte de esos títulos pignorados.
Acciones pignoradas que van y vienen
Fueron obligados a cancelar los 17 millones de títulos de Atlantica que se habían agenciado al otorgar el préstamo de septiembre, y solo conservaron parte de los 8 millones de acciones pignoradas al facilitar la línea de capital en diciembre. De esta manera, los fondos se quedaron con una prenda sobre 14,3 millones de acciones de Atlantica Yield.
El interés de todos por las acciones de Atlantica tiene su lógica. Actualmente, cotizando por encima de los 17 dólares, los 25 millones de acciones pignoradas tienen un valor cercano a los 440 millones de dólares (unos 390 millones de euros), por encima del principal de los créditos concedidos.
Fórmula mixta como tercera alternativa
Descartado prácticamente que los bancos acreedores vayan a poner ni un euro más, existe una tercera alternativa que también se ha abierto paso para ver quién pone finalmente el dinero. Sería una fórmula mixta, con aportaciones tanto de los bonistas como de los nuevos fondos allegados, que se repartirían tanto el capital a poner como las garantías de Atlantica.
Lo que ha provocado la irrupción en escena de este inesperado nuevo protagonista es que el acuerdo, que hace unos días, se aventuraba como inminente, pueda no serlo tanto.
Temor a no llegar a un acuerdo antes de que acabe junio
No obstante, todavía se confía en que en estas dos semanas que restan para que acabe junio y se celebre, el último día del mes, la junta de accionistas, todo pueda quedar arreglado, aunque existe el temor de que no suceda y que, tras el parón veraniego, empiece a apremiar el tiempo. En noviembre, con el alargue de un mes que suele darse, vencería el plazo dado por el juez para evitar la entrada en concurso.
Mientras tanto, los daños colaterales de la crisis de Abengoa continúan. En Inabensa, los sindicatos han amortiguado, de momento, el impacto del expediente de regulación de empleo. Finalmente, sobre una plantilla de 420 empleados, solo serán despedidos y un máximo de 220 serán incluidos en un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE).
Cifras lejanas a las iniciales pretensiones de la empresa, que apuntaban a despedir a casi 400 y dejar sin trabajo, de manera temporal, a solo 25 trabajadores.