La nueva vida de Pescanova sin los Carceller
Pescanova afronta el plan estratégico pendiente del grupo que controla el 20% de su capital, con Broadbill y sin los dueños de Damm
«No puedes atravesar el mar simplemente mirando al agua». Citando nada menos que al poeta y filósofo indio Rabindranath Tagore. Así acaba el plan estratégico de la nueva Pescanova, con algunos anclajes en el pasado, pero mirando a 2020. El plan presenta una gran incógnita en forma de salvedad: debe afrontar un proceso de capitalización de créditos a través de una ampliación de capital, y está sujeto a lograr un reequilibrio patrimonial de Nueva Pescanova SL. Ni rastro de los Carceller, que ya son historia en el grupo pesquero.
Los dueños de Damm no están presentes ni de forma directa en la vieja Pescanova ni indirectamente en la nueva Pescanova. La sopa de nombres oculta un lío accionarial que se dirime en los juzgados. Y es que los anteriores propietarios se han quedado a través de la «vieja» compañía, una vez achatarrada su participación por la banca, con un 20% de la Pescanova que quiere resurgir.
La venta a Broadbill
Los dueños de Damm, con Demetrio Carceller al frente, eran accionistas relevantes hasta el pasado mes de enero de una sociedad de cartera propietaria del 20% de la nueva compañía que surgió tras el concurso. Fue entonces cuando se desprendieron de su participación, que se elevaba al 6,2% y que colocaron a Broadbill.
Hoy el fondo norteamericano es, con un 11,5%, el principal accionistas de la vieja Pescanova, situándose por delante del controvertido expresidente Manuel Fernández de Sousa, el fondo Luxempart y la inversora asturiana Carolina Masaveu, todos ellos con una presencia en el capital superior al 7% en cada uno los tres casos.
Objetivos de la banca
La Pescanova controlada por los bancos ha dado luz verde a la capitalización de créditos de entre 300 y 400 millones de euros, al tiempo que aprueba un plan estratégico 2020, que contempla inversiones por 125 millones de euros. La Pescanova de los anteriores dueños ya ha dado el paso de impugnar esa ampliación, decisión acordada este miércoles.
Los socios titulares del más del 75% de la deuda y del capital actual del grupo (Caixabank, Sabadell, Grupo Banco Popular, Abanca, BBVA, Bankia, Ubi, HSBC y SVP) traza ahora, no sin reticencias laborales en forma de movilizaciones constantes, una hoja de ruta muy definida.
El objetivo es lograr unas ventas de 1.445 millones de euros en 2020 y un ebitda (beneficio antes de amortizaciones, depreciaciones e impuestos) de 139 millones. Para garantizar la adecuada puesta en marcha, se ha constituido una oficina de Estrategia y Transformación, que coordinará el despliegue del plan y controlará el cumplimiento de objetivos.
Nuevas inversiones
Desde un punto de vista de gestión, procesos y organización, se fija un objetivo de ebitda acumulado a 2020 de unos 16 millones «fundamentalmente gracias a una mayor coordinación y centralización de funciones, a las oportunidades de integración y a un menor gasto en servicios profesionales». Entrada en nuevos mercados, como Brasil o Sudáfrica, o consolidación en los que ya tiene una presencia incipiente, como Estados Unidos, son ejes del proyecto.
El plan de la nueva compañía, si le dejan, lleva asociada la construcción del denominado Pescanova Biomarine Center. El lanzamiento de este centro de I+D implica la transformación del centro actual, con una inversión estimada de 4,5 millones este mismo año. Los Carceller, y en menor medida, porque todavía está presente, Manuel Fernández de Sousa, ya son historia en Pescanova.