Ni los chinos logran rentabilizar las franquicias DIA

Un grupo de cinco emprendedores que trabajan hasta 16 horas diarias en los supermercados DIA denuncian que es imposible obtener beneficios

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Cuando Pegy Chen adquirió una franquicia de supermercados DIA hace tres años en Cervelló (Barcelona), pensó que la inversión era infalible: se trataba de un supermercado que vende mucho y barato, un negocio con el que los emprendedores chinos se sienten cómodos.   

Chen y su marido inyectaron 400.000 euros en un supermercado que prometía beneficios de unos 6.000 euros mensuales, pero que, en la práctica, ha dado pérdidas de mil euro al mes.   

Como buena comerciante china, y al ver que los números no cuadraban, Chen comenzó a racionalizar las compras y prescindió de empleados hasta llevar el negocio sólo ella, su marido y un trabajador. Para mantenerlo, pasa todo el día en su establecimiento.   

«Llego a las 7:30 de la mañana y hay muchos días que me voy a las 11 o 12 de la noche. A DIA no le importa mi negocio. Sólo le interesa que yo compre de todo y mucho. Muchas veces me traen cosas que no pido. En diciembre me trajeron cajas de uvas que no pedí y las tuve que tirar a la basura», explica la franquiciada china.   

Reyes del margen ajustado, fracasados con DIA   

Chen no es un caso aislado. Otro chinos han fracasado en Cataluña en Moià, Artés, Prats de Llusanés y Figueres. Ahora la emprendedora se propone reunir a todos los compatriotas que han invertido en DIA y que consideran que han sido engañados por la cadena.

Los chinos, reyes de los precios ajustados y de márgenes pequeños, son capaces de levantar bares en declive y atraer clientela en negocios, pero no han podido alcanzar la rentabilidad en Cervelló, Moià, Artés, Prats de Llusanés y Figueres con los supermercados DIA.   

Todos tienen la misma percepción: DIA busca vender comida a toda costa sin importar si la tiran y les obliga a incurrir en pérdidas cada vez que hace promociones agresivas que rozan los precios de coste. De esta manera, ni ellos, los reyes de los márgenes ajustados, pueden rentabilizar la franquicia. «Me da pérdidas de mil euros al mes. Quiero venderlo pero no he podido. Además, también me han instalado un Mercadona cerca», asegura Chen.   

Los supermercados DIA enfrentan una ola de querellas de franquiciados que se sienten estafados, pero la cadena asegura que nunca miente con las cifras y que el modelo es rentable. Los supermercados explican que, como en todo negocio, hay establecimientos que van bien y otros van mal, pero desmienten que entreguen mercancía no solicitada.

Las franquicias que enfrentan quejas de sus compradores (Lizarrán, Yves Rocher, Mail Boxes y Foster’s Hollywood entre otras) aseguran que los numerosos fracasos se deben a que los franquiciados no trabajan ni se entregan al negocio tanto como deberían. Suelen expandir las sospechas de falta de compromiso del emprendedor. Pero esta duda se esfuma con los comerciantes chinos que trabajan hasta 16 horas diarias.

DIA acusa a Chen de vender productos de mercadillo, pero la emprendedora explica que sólo ofrece productos de supermercado diferentes a los que le proporciona la cadena porque con esos obtiene la rentabilidad que no consigue con los productos DIA.

Comida en exceso   

Alberto Baena, un trabajador madrileño, invirtió sus ahorros en una franquicia DIA en Madrid y este miércoles cerró. Baena denuncia el mismo caso que el de los chinos en Cataluña, una realidad que –asegura— conocen muy bien los franquiciados.   

«Cuando hacía el pedido, siempre llegaban cosas que no había solicitado. Cajas de melones o de granadas, por ejemplo. Al principio, las aceptaba, pero luego me di cuenta de que era producto que no podía vender y no le aceptaba nada que no hubiese pedido. Llegué a tener conflictos por eso, porque siempre querían colarme productos que yo no había pedido», explica Baena.  

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                                 Alberto Baena, acompañado por sus empleados, cerró su establecimiento este miércoles. 

Los franquiciados ordenan sus pedidos mediante el sistema APT2, el programa informático usado por la cadena. Pero cuando llega el camión, aseguran, casi siempre hay más mercancía de la solicitada.   

3.000 euros en comida tirada     

«Su negocio es vender cada vez más. Y no le importa si vendes poco o tienes pérdidas. Ellos sólo están contentos mientras más mercancía te vendan. El primer mes tuve que tirar 3.000 euros en comida, porque me habían recomendado pedir mucha más cantidad de la que realmente necesitaba», añade.   

El empresario madrileño cerró su negocio acompañado por su encargado y sus cajeros y trabajadores. Todos arroparon al emprendedor en su tesis: la franquicia es un negocio exitoso para la empresa y muy complicado para el franquiciado.   

DIA, que obtuvo 610 millones de euros de beneficios el año pasado, enfrenta una querella colectiva presentada por el abogado David Perales, que considera que la cadena obtiene cada vez más beneficios a costa de los franquiciados. Además de Perales, DIA también ha recibido denuncias de la plataforma de franquiciados afectados Asafras.   

La empresa también les acusa de mentir y se defiende con un informe de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) que asegura que DIA no ha infringido la ley de competencia. La cadena sostiene que el modelo es próspero aunque debe hacer frente a las crecientes quejas. No sólo en España sino también en Portugal, Brasil y Argentina.

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