Navantia multiplica el número de altos cargos pese al récord de pérdidas
La dirección que capitaneará la transformación de los astilleros suma cinco miembros más que el equipo con el que empezó José Manuel Revuelta
No solo en el consejo de administración, que ha cambiado la mitad de sus miembros. También en la dirección de Navantia se ha producido una profunda renovación desde que el mugardés Esteban García Vilasánchez tomó los mandos en sustitución del discutido José Manuel Revuelta, quien lidió con todas las penurias de la crisis y la falta de carga de trabajo en los astilleros.
El vuelco en la cúpula de la empresa pública, controlada por la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (Sepi), tiene lógica más allá del cambio de presidencia. Los astilleros afrontan una profunda renovación con el plan estratégico 2018-2022 como hoja de ruta que debe rejuvenecer la plantilla y aplicar una revolución tecnológica que dote a los astilleros de la máxima competitividad.
Pero también es cierto que, desde que Revuelta puso en marcha su equipo directivo en 2013, el comité de dirección de Navantia ha engordado en cinco miembros, de 11 a 16, a pesar de las continuas pérdidas que registra la empresa. De hecho, en 2016 marcó el récord en cuanto a números rojos en las empresas públicas, 303 millones. Entre mayo de 2015 y marzo de 2017, el Gobierno destinó 460 millones a restablecer el equilibrio patrimonial de Navantia mediante la conversión de créditos para desarrollos tecnológicos militares en préstamos participativos y con la concesión de nuevos préstamos de esta misma naturaleza.
Los trabajadores temen el aumento de gasto
Por este motivo, el ensanchamiento del comité de dirección ha levantado suspicacias entre los sindicatos, que el pasado febrero, en la reunión del comité intercentros, solicitaron sin suerte información sobre los nuevos altos cargos y sobre sus remuneraciones. Calculan que oscilarán entre los 60.000 y los 90.000 euros anuales. Es un aspecto sensible para los trabajadores, que acumularon muchos años de incertidumbre y de recorte de personal por la ausencia de contratos.
La actual estructura, lejos de las 11 direcciones que implementó Revuelta su primer año, se amplió un lustro después a 16 altos cargos que conforman la cúpula del grupo junto al presidente. Destaca en el organigrama de García Vilasánchez la creación de un área específica, denominada Centro Tecnológico, para el desarrollo del modelo de astillero 4.0 y el plan de digitalización de los astilleros. En definitiva, los retos de I+D que afronta la compañía. Está a cargo de Manuel Ángel Recamán Rivas, quien fuera director de Ingeniería e Innovación en el grupo, donde despliega una larga trayectoria.
El número dos
A efectos prácticos, el número dos y brazo operativo del presidente será el madrileño Gonzalo Mateo-Guerrero, a quien se asignó una nueva dirección denominada de Operaciones y Negocios y que viene a absorber las antiguas áreas de Programas, Compras y la dirección Industrial que ocupó el propio Vilasánchez durante la etapa de Revuelta. Casi nada.
Mateo-Guerrero, un ex de Firestone y de Bazán, tiene como gran aval haber capitaneado la implantación de Navantia en Australia, estableciendo la delegación en Melbourne y preparando las ofertas para competir por los buques de la Marina australiana.
Solamente un ‘fichaje’
De la antigua estructura se conservan las direcciones de Ingeniería, Reparaciones, Sistemas, Comercial, Recursos Humanos y Corporativa, además de otras periféricas al negocio de Navantia, como son la asesoría jurídica o la auditoría interna.
Se añade un director de Estrategia encargado de la planificación de inversiones y del control de riesgos. Se trata de Javier Romero Yacobi, que ejerció una función muy similar durante toda la etapa de Revuelta.
El comité de dirección se completaría con los responsables de los distintos astilleros: Pablo López Díez, en Cádiz; Agustín Álvarez, en Cartagena; el coruñés Rafael Suárez, en Ferrol; y Donato Martínez Pérez de Rojas, en Navantia Australia.
Todos los directivos acumulan años de experiencia en los astilleros con la excepción del nuevo responsable de Recursos Humanos, Fernando Ramírez Ruiz, que desarrolló su trayectoria profesional en Airbus hasta que García Vilasánchez lo fichó para la nueva cúpula de Navantia.