Naturgy e Iberdrola lograron prórrogas de hasta 50 años de concesión por invertir en sus propios embalses
El Gobierno prolongó la concesión de centrales hidroeléctricas como Belesar o Ricobayo, ahora investigadas por el vaciado de embalses, a cambio de las inversiones de las eléctricas en incrementar su capacidad
Algunas de las centrales hidroeléctricas que investiga el Gobierno por el vaciado de embalses pudieron pasar a manos del Estado hace no demasiados años. Belesar, la presa ourensana que opera Naturgy; o Ricobayo, el embalse zamorano gestionado por Iberdrola, finalizaron el periodo de concesión en 2013 y 2010, respectivamente. Sin embargo, dos gobiernos socialistas, el de Felipe González y el de José Luis Rodríguez Zapatero, ampliaron el tiempo de explotación de las instalaciones por décadas.
Concretamente, la concesión del embalse de Belesar se prolongó hasta 2063, lo que completará un siglo de explotación hidroeléctrica de las aguas del Sil, pues la presa se inauguró en 1963. En el caso de Ricobayo, el periodo de aprovechamiento del embalse se extendió a 2040, es decir, por 30 años, frente a los 50 de la presa gallega.
El descenso en la reserva hidráulica del embalse de Zamora que opera Iberdrola fue el que disparó las alarmas, primero entre los alcaldes de la zona y después de la propia ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, que tildó de “escandaloso” el secado del pantano. Los últimos datos del Ministerio situaban la ocupación del embalse en el 11,27% hace una semana. En el caso de Belesar, en su momento la mayor central hidroeléctrica de España, el agua embalsada se situaba en el 29,47%.
Para conseguir alargar la concesión Naturgy e Iberdrola tuvieron que poner millones sobre la mesa. Pero de los más rentables, pues los destinaron a inversiones para aumentos de capacidad y de caudal en el que se modificaban los términos de la concesión y se ampliaba la misma. En el caso de Belesar, se tramitó conjuntamente con Os Peares, otra de las presas de gran tamaño que amplió su periodo concesional hasta 2063, y derivó en las ampliaciones Belesar II y, posteriormente, Belesar III; y Peares II y Peares III.
En el caso de Ricobayo, otra de las grandes presas españolas, Iberduero (antigua denominación de Iberdrola previa a la fusión con Hidroeléctrica Española) presentó un plan de 46 millones de euros para ampliar la central con 151 megavatios y construir Ricobayo II. Con esa modificación también se cambió el plazo concesional, extendiéndose desde el 2010 hasta 2040, 30 años por encima de la fecha de finalización.
El mecanismo para alargar la concesión
El Reglamento del Dominio Público Hidráulico, un Real Decreto de 1986, permitía incrementar el plazo concesional a solicitud de la concesionaria si se llevaban a cabo inversiones que no pudieran ser amortizadas en el plazo restante para el fin de la explotación. En su formulación, es algo similar a las obras de la AP-9 acometidas por Audasa, que obligan al Gobierno a compensar el gasto de la concesionaria con una subida de precios o con un alargamiento del periodo concesional.
Sin embargo, no está claro que las prórrogas concedidas en los embalses atendieran al “necesario periodo de amortización” señalado en el reglamento, ni que se respetara el plazo máximo de concesión de 99 años que estableció durante la dictadura la ley del sector público para este tipo de concesiones. De hecho, la explotación de Ribocayo cumplirá 114 años en 2040, cuando venza la concesión prorrogada.
De la utilidad de este recurso, en todo caso, quedó constancia en una pregunta al Congreso de la diputada Olaia Fernández Davila (BNG) respecto a la ampliación de aprovechamientos hidroeléctricos en el año 2008. Aquel ejercicio, según la respuesta del Gobierno, Iberdrola estaba tramitando San Estevo 2, Santa Cristina y los saltos de O Barco y Arnado; Fenosa tenía en marcha la ampliación de Os Peares y Belesar en sus dos fases, así como las de Velle 2, Cartelle y Sela; Endesa, por su parte, tramitaba seis proyectos similares en León.
La tramitación exprés de Fenosa
La ampliación de la concesión de Belesar fue aprobada el 26 de noviembre de 2009 por el Ministerio de Medio Ambiente, y Medio Rural y Marino, que hizo lo propio con Os Peares en la misma fecha, pues el aumento de capacidad de Peares II y Belesar II se tramitó conjuntamente. La Secretaría General para la Prevención de la Contaminación y el Cambio Climático determinó en una resolución de 2007 que no era necesaria una declaración de impacto ambiental, pese a las alegaciones de colectivos ecologistas como Adega, Eprona o la Sociedade Galega de Historia Natural.
En la práctica, a Fenosa le bastó con invertir 31 millones en ampliar en 20,8 megavatios la capacidad de Belesar con una minicentral soterrada de tres turbinas para conseguir ampliar su concesión.