México activa el enésimo rescate de Pemex, dueña de Barreras
El Gobierno mexicano anuncia nuevas ayudas a la petrolera estatal, que carga con una deuda de 95.000 millones y prepara su salida del astillero vig
El gobierno mexicano se ve obligado a mover ficha de nuevo para insuflar aire en las cuentas de Pemex. La petrolera estatal, propietaria del 51% de las acciones del astillero vigués Hijos de J. Barreras arrastra una deuda de más de 95.000 millones de euros y el Ejecutivo encabezado por Andrés Manuel López Obrador prepara un nuevo plan para salir al rescate de la compañía.
“Estamos preparando un paquete complementario para atender el problema de corto plazo de Pemex y mejorar el perfil de vencimiento de la deuda de Pemex”, aseguró el subsecretario de Hacienda y Crédito Público (SHCP), Arturo Herrera, que descarta ofrecer nuevos detalles hasta el próximo 27 de mayo.
El anuncio se produce apenas un mes después de que el secretario de Hacienda del Gobierno de Carlos Urzúa, anunciase que el Gobierno mexicano echará mano de 4.700 millones de euros de sus Fondos de Estabilización de los Ingresos Presupuestarios (su reserva) para amortizar deuda de Pemex.
Su hoja de ruta y su impacto en Vigo
La intenció del Ejecutivo mexicano es lograr que Pemex logre amortizar parte de su pasivo y que esquive nuevas refinanciaciones de deuda que empeoren su rating por parte de las agencias de calificación y le obliguen a hacer frente a unos tipos de interés más elevados.
Es una de las dos patas del plan para mejorar la posición de liquidez de Pemex. Además de las ayudas públicas, Pemex baraja la venta de “activos no estratégicos”. Entre ellos, la participación que todavía mantiene en cerca de 90 empresas. En este listado figuran firmas mexicanas, estadounidenses y también una gallega como Hijos de J. Barreras.
Pemex ya comunicó su decisión de desprenderse del 51% de las acciones de la compañía que controla desde hace cinco años. Fue a finales de 2013 cuando la firma mexicana entró en el capital de Barreras en una operación que fue de la mano del encargo de dos floteles en Galicia (uno en el astillero vigués y otro en Navantia Ferrol).