Más allá de los Vázquez Raña: así regresan e invierten las fortunas gallegas de la emigración
Un lucense que fixo fortuna alén do Atlántico acaba de reabrir o Balneario de Guitiriz, aínda que só é un máis dos moitos empresarios da emigración galega, agora con negocios na comunidade
Existen grandes patrimonios gallegos forjados en la emigración más allá de Olegario y Mario Vázquez Raña. Los dos hermanos, naturales del concello ourensano de Avión, hicieron fortuna en México. El primero con la corporación empresarial Los Ángeles, un conglomerado con intereses en el sector hotelero, la sanidad y la comunicación. El segundo, fallecido en 2015, controló un grupo que llegó a tener más de un centenar de medios y presidió la Organización Deportiva Panamericana. Cuentan las crónicas que hace más de una década el entonces máximo mandatario de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, y el presidente de Novacaixagalicia, José María Castellano, les pidieron que desembarcasen en el capital de la resultante de la fusión de las cajas gallegas, un extremo que nunca llegó a producirse.
Aunque la historia de los Vázquez Raña, las fiestas en el pequeño ayuntamiento de Avión y la amistad con el magnate Carlos Slim los han convertido en los principales representantes del éxito de la emigración gallega, existen otros casos de relumbrón. Esta misma semana, Economía Digital Galicia ponía el foco sobre José Luis Lagoa González, empresario natural da Pobra do Brollón, en Lugo, que participó en los albores de la década de los noventa del siglo pasado en la fundación de Banesco, curiosamente la financiera que finalmente se quedaría, tras un proceso de puja, con el banco surgido tras la fusión de Caixa Galicia y Caixanova y que derivó en la creación de la actual Abanca de Juan Carlos Escotet.
De Banesco al Balneario de Guitiriz
Lagoa González acaba de reabrir el histórico Balneario de Guitiriz, en la comarca da Terra Chá a través de Iberik Hoteles, compañía que en los últimos años ha adquirido establecimientos hoteleros en Galicia, Asturias y Cataluña y que pilota a través del vehículo inversor Lagoa Borges Holding. Con unos activos que se acercan a los 21 millones de euros, el año pasado cedió la presidencia de la family office a su hijo, el también empresario José Luis Lagoa Borges.
Con una vida, según publicó El Progreso, que discurre entre España, Venezuela, Panamá y Miami, José Luis Lagoa padre cuenta con una residencia en la parroquia brollonesa de Cereixa. Antes de saltar a los medios por su actividad empresarial –acaba de invertir más de ocho millones de euros en la rehabilitación del balneario— apareció en prensa como mecenas de unas excavaciones arqueológicas en el castro de San Lourenzo.
El socio de Amancio Ortega en México
Entre las fortunas de la emigración gallega en Latinoamérica destaca otro ilustre ourensano: Lino de Prado Sampedro, empresario que nació en 1944 en Celanova y que, como los Vázquez Raña, fraguó su fortuna en territorio azteca. En 1992 fue nombrado presidente de Zara México, acumulando desde entonces riqueza y galardones. En 2009 recibió la Orden del Mérito Civil en grado de Encomienda que otorga el Ministerio de Asuntos Exteriores de España.
Los medios aztecas indicaban que parte de la fortuna de De Prado derivaba de los dividendos que recibía por la participación que poseía en la sociedad mexicana del imperio con base en Arteixo. No obstante, a principios de 2021, y según revela la memoria anual de la multinacional de Amancio Ortega, la textil ejercitó la opción de compra que poseía sobre la participación del 5% del capital social de Zara México SA, “perteneciente a un accionista minoritario”, por unos cinco millones de euros. Aunque no se indicaba quién era ese socio, siempre se identificó con De Prado.
Los datos del Registro Mercantil evidencian que Lino de Prado mantiene también negocios en España. Figura como administrador solidario de Jofrey Hoteles y como consejero de la sociedad inmobiliaria domiciliada en Madrid Alt Ibv España Holding. Sus inversiones las acomete desde su vehículo Liprasa, aunque también figura como representante de los restaurantes El Bajío, una conocida cadena mexicana que recientemente ha dado el salto a Europa.
De México al Celta de Vigo
Entre el empresariado gallego que hizo fortuna en México también destaca el actual presidente del Celta de Vigo, Carlos Mouriño Atanes, que emigró al país azteca a finales de la década de los setenta para trabajar en una cadena hotelera de su suegro. Allí fundaría su primera compañía, Ivancar, una proveedora del sector de la automoción. Fue en 1985 cuando adquirió una cadena de gasolineras en Campeche, el Grupo Energético del Sureste (GES). Su apetito inversor lo llevó a invertir en empresas tan conocidas como Burguer King, además de la calderera de O Porriño Gándara Censa, que vendió en 2011 al grupo chino Citic.
Sus inversiones en la comunidad gallega, bajo el paraguas de Grupo Corporativo GES –dirigido por su hija Marian Mouriño– son diversas, y van desde el Real Club Celta a Utingal, Molduras del Noroeste o Norfood. Hasta este año, también contaba con Grandes Pagos Gallegos, sociedad a través de la que pilotaba su negocio en el mundo de las bodegas. Con unos activos de más de 7 millones de euros y un patrimonio por encima de los cuatro millones, la filial fue traspasada a la Corporación Hijos de Rivera, los dueños de Estrella Galicia el pasado febrero.
Farmacéuticas, aluminio y hoteles
De entre los empresarios que regresan a sus orígenes con inversiones en Galicia también destaca José Luis Díaz-Varela, presidente de Grupo Indukern. Con 85 años y tras marcharse de Monforte (Lugo) a los 7, anunció el regreso en términos empresariales a su tierra natal el pasado año con el proyecto de una planta de productos inyectables con un presupuesto de casi 60 millones de euros, la mitad en su fase inicial. Con la pretensión de favorecer los tiempos de tramitación, la Xunta declaró la factoría como «iniciativa empresarial prioritaria». Promovida por el Ayuntamiento de Monforte, cuyo alcalde, José Tomé, se puso en contacto con el empresario hace años al enterarse de sus orígenes, la planta generará unos 60 puestos directos de empleo.
Destaca también en esta lista Clemente González Soler, quien hace años recibió el apodo del rey del aluminio. Aunque residió hasta los 17 años en Santiago de Compostela, en donde su padre llegó a ser teniente de alcalde, su carrera laboral la emprendió en Alicante. Allí trabajó en la Empresa Nacional de Aluminio (Endasa), que acabaría en manos de Alcoa. En Madrid puso los cimientos del gigante Alibérico, conglomerado de derivados del aluminio conformado por 38 empresas, con 21 fábricas distribuidas en tres continentes, 17 de ellas en España.
González Soler se interesó en el pasado por la planta de aluminio de Alcoa en A Coruña, hoy en proceso de liquidación tras el fiasco que supuso el resultado de la subasta de 2019, que la dejó en manos del fondo suizo Parter y luego de Grupo Industrial Riesgo, cuyos directivos son ahora juzgados por la Audiencia Nacional por descapitalización fraudulenta. No obstante, a través de Alibérico, mantiene vínculo empresarial con Galicia debido a la participación en la empresa compostelana Alumisán.
En el capítulo de empresarios gallegos que hicieron fortuna más allá del Padornelo destaca también Amancio López Seijas, el presidente del que pasa por ser el mayor grupo de hoteles independientes, que abandonó Chantada con 17 años a inició un singular viaje que lo llevó luego a fundar Hotusa, con base de operaciones en Barcelona.
Las pisadas de López Seijas en Galicia se notan, ya que, por número de camas, Hotusa es el primer grupo hotelero del territorio. Con 16 establecimientos, al margen de su centro de gestión de reservas ubicado precisamente en Monforte, suma un total de 3.441 plazas hoteleras en la comunidad.