Manuel Jove, el constructor que se adelantó a la crisis
La venta de Fadesa un año antes del estallido de la burbuja inmobiliaria permitió a Manuel Jove salvar su emporio y diversificar sus inversiones
A Coruña tiene en la construcción uno de los más importantes pilares de su estructura económica. Y la familia Jove Capellán, integrada en su vertiente inmobiliaria por dos hermanos, Manuel y Ángel, y sus respectivos hijos, se convirtió en la década de los noventa en una de sus principales referencias. El grupo Fadesa, entonces ya con un volumen de ventas superior a los 30.000 millones de pesetas de entonces, tenía en Manuel su cara amable y su líder indiscutible, mientras que los negocios de Ángel, mucho más diversificados y centrados sobre todo en la promoción y compraventa de suelo edificable y, después, en los hoteles, pivotaban sobre las sociedades Inmobiliaria Reunida Coruñesa (Irco) y Anjoca, con presencia en Baleares, Andalucía, Cantabria y Canarias, entre otras comunidades. Los estilos de trabajar de ambos hermanos, claramente diferenciados casi desde sus inicios, no les impidieron ser socios en pequeños negocios, que ellos mismos circunscribían a puntuales proyectos en común.
Pero sin duda, el hermano menor, Manuel, fue quien logró auparse en los más alto del sector inmobiliario. Lo hizo a partir de 2004, cuando salió a bolsa la compañía que había fundado, Fadesa, y dos años después de la repentina muerte de su primogénita María José, quien estaba llamada a pilotar la gestión del grupo. Aquel golpe marcó un antes y un después en la vida de Jove, y también en la relación con su hermano mayor, Ángel.
La venta de Fadesa en el mejor momento
Tras la salida a bolsa de la compañía, apenas otros dos años después, Jove da el gran golpe adelantándose a la crisis. Lo hace en septiembre de 2006, en lo más alto de la burbuja y para pasmo de todo el sector inmobiliario. La operación se firma justo después del verano, en una cena en Madrid que se prolongó hasta el amancecer. La opa se materializaría meses después, hasta bien entrado el 2007. La antesala de la crisis.
Fernando Martín, que había saltado al estrellato por su efímera presidencia del Real Madrid, era el comprador. Era un hábil gestor de suelo hasta que se le presentó la gran operación de su vida: la compra de Fadesa a un empresario cansado de luchar, en palabras de sus más allegados, y víctima de un problema sucesorio casi irresoluble tras el prematuro fallecimiento de María José.
El pez chico se come a la ballena
Los casi 4.100 millones de euros de la Oferta Pública de Adquisición lanzada por Martinsa y su socio Martín Criado sobre la inmobiliaria gallega le permitían acceder a una bolsa de suelo de 26 millones de metros cuadrados, activos cuya valoración el propio Martín situaba entonces en 10.536 millones de euros. Este importe representaba casi cinco veces más que el que se reflejaba en el balance del grupo que rodeaba a Martinsa antes de la adquisición. El pez chico se comía una ballena.
Para Jove, tras aquella operación, que acabó con los empresarios enfrentados incluso en los juzgados, fue un antes y un después. Con la liquidez obtenida, vendría luego su irrupción en el BBVA, con la toma del 5% de la entidad que presidía entonces otro gallego, Francisco González, FG.
De Fadesa al BBVA
De un plumazo el promotor coruñés se convertía en el primer accionista individual de cualquier banco patrio, por delante incluso de los Botín en el Santander. Fadesa, en manos de Fernando Martín, presentaría después la mayor suspensión de pagos de la historia de España. Lo haría en julio de 2008, con un pasivo cercano inicialmente a los 5.200 millones de euros.
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Si la venta de Fadesa, con todo y el duelo que dejó en Galicia y, sobre todo, en A Coruña, fue para Jove la operación perfecta por su importe y momento, no lo fue menos que la entrada del constructor en el banco de origen vasco le conviertía en árbitro de cualquier movimiento serio para alterar el mapa de las finanzas de este país. Sin embargo, su mirada estaba puesta en otros sectores, como la energía y también de nuevo el suelo y las promociones puntuales. Y esta vez lo haría en solitario. A través de Inveravante, su última gran apuesta. Hasta este jueves, cuando fallece en A Coruña.