Los sindicatos recurren a los tribunales para tumbar los despidos en Sargadelos

Impugnan el ERE ante el TSXG alegando defectos de forma en la negociación

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Con un plan de viabilidad muy cuestionado por los sindicatos y sin demasiado diálogo, Sargadelos cerró el pasado 10 de enero un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) para 70 empleados en las mismas condiciones que había planteado la dirección de la empresa. Han sido despedidos ya 29 empleados de Cerámicas O Castro (Sada) y otros 41 de del centro de Cervo (Lugo) con la indemnización mínima prevista en la ley, 20 días por año trabajado con un máximo de 12 mensualidades.

Este ajuste, y en estos términos, fue calificado de imprescindible por la directiva de la histórica marca, que entró en preconcurso de acreedores a finales de año tras encadenar ejercicios en números rojos. Sin embargo, los argumentos de la dirección, que taponaron cualquier posibilidad de diálogo durante el periodo de consultas, no convencen a los trabajadores, que la semana pasada presentaron un recurso ante el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia para impugnar el ERE.

Defecto de forma

El representante de CC.OO. en Sada, Carlos Pérez, asegura que el recurso de Cerámicas O Castro se presentó la semana pasada mientras que el de Cervo, “si no se pudo presentar la semana pasada se hará en los próximos días”, explica. Y es esta una cuestión importante.

La impugnación se basa en un defecto de forma. Sargadelos ha planteado el ERE como si se tratase de una sola empresa cuando, en realidad, ni Cerámicas do Castro SL (Sada), ni Fábrica de Cerámica de Sargadelos SL (Cervo), cuelgan de una misma matriz. Durante la negociación, los representantes de los trabajadores ya reclamaron que, en consecuencia, se negociase con cada comité de empresa de manera separada, al tratarse de sociedades distintas. Ahora, utilizan este mismo argumento para intentar tumbar los despidos en los tribunales. En coherencia, presentarán un recurso por cada centro.

El problema de las indemnizaciones

A pesar de plantar batalla, lo cierto es que entre los trabajadores y sus representantes sindicales prima el desánimo. Algunos reconocen que esta medida servirá para ganar tiempo, pero que la negativa de la empresa a negociar ofrece pocas esperanzas para el futuro. La dirección llegó a decir a los sindicatos durante el periodo de consultas que la impugnación del ERE implicaría el cierre de la empresa, según manifestaron fuentes presentes en las reuniones.

“Pero tampoco tenemos muchas más posibilidades”, reconoce Carlos Pérez. Ni mucho más que perder. Ni siquiera las indemnizaciones por despido serán abonadas. Según informa el sindicalista, el pago por los ceses queda pendiente de la situación de preconcurso de acreedores, la antesala de la suspensión de pagos, en la que está inmersa la empresa. “Dijeron que se pagarían cuando se solventase la situación y que mientras serían unos acreedores más”, explica Pérez.

¿Marca Galicia?

La activación del ajuste laboral fue defendida desde la empresa en base a los altos costes de producción de las fábricas y la caída de las ventas. Así, el centro de Sada, por ejemplo, facturó 2.271.986 euros en 2012 y destinó a salarios 2.166.196 euros. Los trabajadores replican que el problema no está en la producción sino en la comercialización, ya que las ventas descienden año tras año.

La empresa ha presentado un plan de viabilidad para enderezar el rumbo basado en varias medidas, de las que han trascendido la renovación de la marca, la búsqueda de nichos de mercado en el extranjero o el incremento del posicionamiento en la red. Unas ideas que se asemejan mucho a las presentadas hace cuatro años durante otro Expediente de Regulación temporal y que, a tenor de la situación actual, no surtieron efecto.

Y entre todo este ruido, está el momento traumático que vive un grupo apegado a Galicia. La historia de Sargadelos está repleta de nombres de significado profundo, como el de Isaac Díaz Pardo o el de Luis Seoane, y tampoco eso se les escapa a los sindicatos. Los representantes de los trabajadores no entienden cómo las distintas administraciones dejan caer “una fábrica, un museo llamado Sargadelos, que es marca Galicia», asevera Carlos Pérez.

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