Los proyectos de Altri y EDP duplican las inversiones de Portugal en Galicia en los últimos tres años

Las relaciones comerciales entre Galicia y Portugal se incrementan tras la pandemia y ganan aún mayor peso en plena etapa de captación de fondos europeos de recuperación. La foto fija es meridiana. Impulsadas en buena medida por la recuperación del textil en general y de Inditex en particular, las exportaciones de la comunidad superaron los 25.000 millones de euros en 2021. Unos registros históricos en los que el país vecino juega un papel clave como receptor. Es el segundo mercado gallego en el exterior tras Francia, con operaciones por valor de 3.250 millones de euros (un 19,1% más).

No obstante, las relaciones comerciales son de ida y vuelta. Al margen de importaciones y exportaciones, según los registros de inversión extranjera en España de la Secretaría de Estado de Comercio, en los últimos tres años, el flujo de inversión bruta de Portugal en Galicia sobrepasa los 510 millones de euros. Una cantidad que, previsiblemente, se verá ampliamente superada en los próximos años. De hecho, se duplicará solo teniendo en cuenta el valor estimado de los grandes proyectos, con posibilidad de captación de fondos europeos, que impulsan en la comunidad gallega dos grandes compañías lusas: Altri y EDP, a través de su filial de renovables (aunque esa última de la mano de la regasificadora de Mugardos, Reganosa).

Los socios lusos de los ‘Next Generation’

Junto a socios gallegos, está previsto que la pastera Altri levante un complejo de producción de fibras textiles con una inversión estimada en 800 millones de euros. Este es uno de los proyectos tractores de la Xunta de Galicia, por lo que es firme candidato a captar fondos europeos de recuperación. Por otro lado, junto a Reganosa, gasera participada por la propia Xunta de Galicia, EDP Renováveis presentó el pasado verano un proyecto para convertir Ferrolterra en un hub de energía verde, con un plan de 780 millones de euros que comprende una planta de hidrógeno verde, una central hidroeléctrica y bombeo y cuatro parques eólicos.

Si, hipotéticamente, ambos proyectos saliesen adelante y se mantuviesen las cifras comprometidas, las inversiones lusas en Galicia en los últimos tres años podrían verse duplicadas de un plumazo en los siguientes ejercicios, ya que entre ambas compañías podrían superar los 1.100 millones. Para medir el peso real que podrían llegar a alcanzar estas inversiones de gigante lusos, hay que tener en cuenta que, siempre según los datos de Comercio Exterior, el flujo de inversiones brutas del país vecino en la comunidad en la última década roza los 1.300 millones de euros, anotando récord en 2019, el año prepandémico, cuando alcanzó los 504 millones de euros (entre 2020 y 2021, ejercicios marcados por la crisis del Covid, las operaciones se redujeron drásticamente).

Las incógnitas del desembarco luso

Aunque el vuelco de las inversiones lusas en Galicia está asegurado, las cifras, previsiblemente, cambiarán, debido a la posición de socios gallegos en ambos proyectos. La papelera lusa desgranó su proyecto textil en una reciente comunicación ante inversores en la cual indicó que, a lo largo del desarrollo de la factoría de fibras, prevé un proceso de negociación con potenciales socios para que se incorporen de diferentes formas al proyecto, incluyendo la posibilidad de entrar en el accionariado. Algunas conversaciones, como en el caso de Greenalia, ya han trascendido. Altri destaca, no obstante, que su intención es la de mantener su posición como accionista mayoritario, reteniendo más del 50% del capital. El objetivo, apunta, “es sumar a uno o más socios que puedan aumentar el valor del proyecto”.

En el caso del macroproyecto energético de EDP y Reganosa falta por ver en qué medida se materializará. La idea presentada es la de levantar una planta de producción de hidrógeno por electrólisis de hasta 100MW. Para su funcionamiento, emplearía el agua del lago de As Pontes a través de la creación de una central de bombeo que conectaría con otra masa de agua de nueva creación, así como la energía renovable de cuatro parques eólicos de 270 MW de potencia instalada.

Pero nada está asegurado todavía. Ya cuando ambas compañías anunciaron este proyecto, especificaron que su desarrollo, en primera instancia, dependerá de las subastas de capacidad pendientes. Además, tiene competidores. Endesa, pendiente de que el Gobierno apruebe su plan para el cierre de la térmica de As Pontes, también proyecta una gigantesca hidrogenera (diversas fuentes aseguran que se habrían llegado a llevar a cabo conversaciones a tres bandas ante la posibilidad de unir proyectos). Además, la compañía andaluza Magtel habría iniciado trámites para el desarrollo de otra hidroeléctrica reversible que pasaría también por explotar una parte del lago.

Inversiones gallegas en Portugal

Pero, si bien las inversiones lusas en Galicia se disparan con la pandemia y al calor de los fondos europeos, en los últimos años, numerosos empresarios y grupos locales han incrementado su negocio en el país vecino. Hace unas semanas, el presidente de la patronal gallega, Juan Manuel Vieites, insistía en que Galicia y Norte de Portugal no deben mirarse en términos de “competencia”, sino que deben “cooperar, ya que comparten sinergias, unir estrategias y buscar alianzas para atraer actividad económica y desarrollo industrial”.

Una de las compañías que se ha puesto a la faena en ese sentido es la biofarmacéutica Zendal, que fabrica el antígeno de la vacuna contra el Covid de Novavax. La firma de Pedro Fernández Puentes tiene en marcha la construcción de un nuevo centro en Paredes de Coura, con una inversión prevista de 15 millones de euros. Esta nueva instalación completará la gran inversión que la compañía tiene prevista en O Porriño, donde levantará nuevos espacios para ampliar su capacidad de producción y envasado.

De Abanca a las conservas

También se ha convertido Portugal en un mercado clave para Abanca, la entidad financiera de Juan Carlos Escotet. La heredera de las antiguas cajas gallegas acaba de engullir la red lusa de Deutsche Bank y de Novo Banco. En este escenario, ha vuelto a poner los ojos en el país vecino y retomar las negociaciones para absorber Eurobic, cuya compra fue descartada en 2020. “En Portugal hay un sistema bancario muy saneado y tasas de crecimiento interesantes”, dijo el banquero de origen venezolano hace unas semanas, en la presentación de resultados anual del banco.

El sector conservero también mira a Portugal. El pasado año, Frinsa se hizo con el 75% del capital de Exportadora de Conserveras, matriz de la tercera mayor conservera portuguesa, A Poveira. Los de Ramiro Carregal retenían ya un 50% tras una operación cerrada en 2019, en la que acordaron una opción de compra sobre otro 25%.

También lafirma gallega de congelados Congalsa apostó por la inversión lusa en plena pandemia. En febrero de 2020 anunció la adquisición de la firma Sulpasteis que, ubicada en Sargadezo, en Coimbra, facturaba unos 17 millones de euros anuales.

Unos meses antes de esta operación, fue la Altia de Tino Fernández la que, con el objetivo de disparar su expansión internacional, se hizo con la lusa Noesis por unos 14 millones de euros.

Mercado para las grandes fortunas

Portugal también se ha convertido en receptor de las inversiones de otras grandes fortunas gallegas. De las dos más grandes, en concreto. El verano pasado, y a través de su holding Pontegadea, Amancio Ortega se hizo con una participación del 12% en REN (Redes Energéticas Nacionais), el operador de red eléctrica de Portugal.

Su hija mayor, Sandra Ortega, desarrolla un proyecto que ronda los 170 millones de euros y que pasa, a través de la filial lusa, Ferrado Na Comporta, por desarrollar un hotel de cinco estrellas y tres núcleos turísticos con más de 500 camas en la península de Troia.