El mayor parque eólico de Galicia, pendiente de definir la inversión
Bluefloat y Sener, que impulsan un parque eólico marino a 30 kilómetros de la costa, abren un proceso de diálogo con las administraciones y el tejido social para buscar el mejor encaje del proyecto y determinar la inversión necesaria
Dos empresas, Bluefloat y Sener, promueven el mayor proyecto de eólica marina que se ha presentado en Galicia, un parque ubicado unos 30 kilómetros de la costa de Ferrol y que se desarrollaría en dos fases. En la etapa inicial, los promotores plantean instalar 525 megavatios con 35 aerogeneradores y una producción estimada de 2.100 Gw/h anuales. Posteriormente, el plan presentado al Ministerio de Transición Ecológica prevé ampliar la capacidad en 675 megavatios más con otros 45 molinos, “siempre y cuando se puede integrar en el territorio de forma consensuada”. El desarrollo completo lo convierte en el mayor proyecto de eólica offshore en la comunidad, duplicando la capacidad de los presentados por Iberdrola.
Los promotores del Parque Nordés explican que no hay una cifra cerrada respecto a la inversión que requeriría. “Actualmente, con la presentación del DIP, que se trata de un acto voluntario y que muestra la vocación de transparencia de los promotores, se abre un proceso de consultas, escucha y diálogo con administraciones y el tejido social para analizar el mejor encaje e integración con el territorio. Por lo tanto, resulta muy difícil aún hablar de inversión del proyecto sin tener este acercamiento con el territorio”, explican.
Bluefloat, que lidera el ex de EDP Martín Rivals, y Sener añaden que serán ambos grupos quienes acometan la inversión necesaria si sale adelante el parque, que busca captar fondos europeos. “Se trata de un proyecto que encaja perfectamente con las ayudas de la UE vinculadas al marco de transición energética”, apuntan.
Cubriría el 30% del consumo eléctrico
La entrada en operación del parque en sus dos fases, es decir, alcanzando el millar de megavatios de capacidad, podría cubrir un 30% del consumo eléctrico actual de Galicia y el 7% del consumo energético, según los cálculos de los promotores, que prevén crear 14.000 empleos directos durante la fase de construcción y 240 anuales en operación y mantenimiento.
Entre las virtudes del proyecto también destacan que permitirá el ahorro de 60 millones de toneladas de emisiones de CO2 durante su vida útil y que tendrá un impacto del 4% en el PIB de Galicia.
Las empresas sostienen que “están trabajando con las administraciones, organismos, asociaciones y el resto de las entidades locales para conseguir consenso en su definición, de forma que se beneficie al conjunto del territorio y su gente en el contexto de la sostenibilidad ambiental”.
El impacto ambiental
La sostenibilidad es una de las claves para el futuro del parque eólico marino, como sucede con los de Iberdrola. El temor al impacto de la infraestructura en la pesca ya ha movilizado al sector, que a través de colectivos como la plataforma Manifiesto de Burela, que aglutina a más de 12.000 pescadores de toda la cornisa cantábrica, ya han anunciado que presentarán alegaciones contra el proyecto.
En declaraciones a Economía Digital, su portavoz, Torcuato Teixeira, aseguró que los grandes parques offshore planteados en Galicia no son compatibles con los usos existentes, debido a la escasa plataforma continental de la costa gallega, por lo que impactarían de forma notable en el mantenimiento de la actividad. “Seguimos esperando para saber cuál es la propuesta que el Gobierno pondrá sobre la mesa para poder garantizar que un futuro desarrollo de la eólica marina sea compatible con la actividad pesquera y la preservación del ecosistema”, dijo.
Frente a esto, Bluefloat y Sener aseguran que la ubicación, frente a las rías altas gallegas, “evita la ocupación de las rutas de más densidad de pesqueros, así como las principales entradas y salidas a los puertos”. Además, añaden que “los criterios empleados tienen en cuenta los arrecifes artificiales, recintos o jaulas destinadas a la acuicultura o instalaciones de cultivo de mariscos”, así como el respeto a las Zonas de Especial Protección para Aves (ZEPA), localizadas en la costa Ártabra (Punta de Candelaria, Ría de Ortigueira, Estaba de Bares y el espacio de Punta de Valdoviño).