Los PERTE tienen truco: fondos Next Generation para pagar gasto corriente
La letra pequeña de planes estratégicos de recuperación como los de la economía circular, el aeroespacial o la industria naval muestra compromisos de gasto ordinarios o trasvases de partidas ya presentes en los presupuestos
Más sombras que luces fue lo que dejó la reciente visita de la vicepresidenta económica a Galicia, centrada en abordar con Alfonso Rueda los compromisos del Gobierno con los proyectos tractores que ha presentado la Xunta para optar a los Next Generation. Más allá de las incógnitas sin despejar de la cumbre con Nadia Calviño, quedan algunas certezas inquietantes, como lo demuestra el uso de los fondos Next Generation para abordar compromisos de gasto corriente. Todo, sobre el papel de los proyectos estratégicos para la recuperación y transformación económica, los conocidos como PERTE.
Para empezar, Calviño aludió en su comparecencia tras el encuentro con Rueda a que había disponibles este año unos 22 millones de euros del PERTE de la economía circular para que se comenzase a apoyar planes inversores como el de la papelera lusa Altri, que prevé montar una planta de fibras textiles en Palas de Rei. Pues bien, esos 22 millones tienen un carácter finalista: forman parte de una encomienda de gestión en manos de la Xunta para poner en marcha el contenedor marrón antes de enero de 2024. El contenedor marrón, básicamente, es el recipiente que alberga restos orgánicos para aprovechar los biorresiduos. Poco que ver con una fábrica de viscosa.
De la economía circular al aeroespacial
Otro ejemplo. El PERTE aeroespacial, que todavía no está convocado pero sí presentado en público. El documento, al que ha tenido acceso Economía Digital de Galicia, lo dice bien claro: este plan asume la contribución (cuota) de España a la Agencia Espacial Europea, de la que es socio fundador.
El PERTE aeroespacial baraja inversiones por 2.400 millones, pero la letra pequeña del plan presentado señala que “si bien el techo de la futura contribución española se determinará en función de las disponibilidades presupuestarias, solo el mantenimiento de la misma aseguraría una aportación pública española de 1.240 millones a la ESA en el periodo 2021-2025”. España contribuye con 250 millones al año a la agencia europea. Y el PERTE lo asumiría.
Otro caso está en la industria naval, uno de lo PERTE más tacaños, unos 310 millones de euros. Pues este plan incorpora la inversión comprometida para I+D+i por parte del Gobierno hasta ahora al margen de los Next Generation.
El caso del PERTE del naval
El Consejo de Ministros aprobó en diciembre un real decreto que regula la concesión directa de ayudas al sector de la construcción naval en España en materia de investigación, desarrollo e innovación con un límite máximo anual de 20 millones, lo que supone un aumento del 25% respecto al año 2020.
En cuatro años serán ochenta millones de inyección pública. Si embargo, en este caso, el real decreto también recogía los criterios de acceso y gestión aplicables a la concesión de dichas ayudas con cargo al fondo de reestructuración del sector naval gestionado por Pymar. Y, al fondo, los Next Generation, aunque sin mayor explicación en este caso.