Los megaparques gallegos cubrirían el 70% de la eólica marina que prevé instalar el Gobierno hasta 2030
Los proyectos gallegos de Iberdrola, Bluefloat y Sener suman 2.180 megavatios de eólica marina, frente a los 3.000 que fijó como objetivo el Gobierno para 2030
A finales del año pasado, el Consejo de Ministros aprobó la llamada Hoja de ruta de la eólica marina y las energías del mar, un documento que fija la estrategia para el aprovechamiento energético de los recursos marítimos. El plan elaborado por el Ministerio de Transición Ecológica presta especial atención a la eólica marina, tecnología que acumula proyectos en España al calor del proceso de descarbonización y de la posible captación de fondos europeos de reconstrucción tras el golpe del Covid.
Galicia, donde pocas veces antes se han acumulado tantas propuestas de inversión, no es ajena a esta tendencia. Tres empresas han manifestado su interés por instalar tres parques eólicos offshore que, en su presentación inicial ante el Gobierno, sumarían en conjunto 2.180 megavatios de llegar a desarrollarse.
Curiosamente, esta cifra desborda las previsiones del departamento de Teresa Ribera en su hoja de ruta. El Ejecutivo fijó como objetivo que la eólica marina alcance los 3.000 megavatios de potencia instalada en España en 2030. Los proyectos en Galicia, de materializarse, alcanzarían el 72% de esa capacidad.
Basta con sumar los dos presentados por Iberdrola, que plantea levantar entre Ortegal y Cariño dos grandes parques offshore, San Brandán y San Cibrao, de 490 megavatios cada uno; y el que promueven Bluefloat y Sener a 30 kilómetros de la costa de Ferrol, que podría llegar a alcanzar los 1.200 megavatios. A estos habría que añadir los que se proyecten en el resto de España, que cuenta con territorios especialmente propicios como las Islas Canarias.
El plan de Teresa Ribera
La estrategia del Ministerio de Transición Ecológica plantea 20 líneas de actuación para alcanzar entre 1 y 3 GW de potencia de eólica marina flotante en 2030 –el 40% del objetivo de la UE para el final de la década– y hasta 60 MW de otras energías del mar en fase precomercial, como las de las olas o las mareas. El documento indica que la eólica marina apenas se ha desarrollado por la elevada profundidad de las aguas territoriales para proyectos con cimentación fija, pero que España tiene una gran capacidad para desarrollar soluciones flotantes para los aerogeneradores. Navantia, por ejemplo, es una de las empresas que trabajó en estas plataformas para los parques de Iberdrola en el exterior.
La hoja de ruta del Gobierno detalla que el objetivo europeo es de 7 GW en flotante y de 60GW entre fijo y flotante de cara a 2030. De esta manera, España cubriría gran parte del primer segmento.
En realidad, la previsión del equipo de Teresa Ribera puede no estar tan desencaminada, si se tiene en cuenta que parte de los proyectos estarán a expensas de la obtención de fondos europeos y que podrían no llegar a desarrollarse o, incluso, no llegar a tiempo para el final de la década.
Las asignaturas pendientes de la eólica marina
Ese es el caso de Bluefloat y Sener, que han planteado en dos fases su parque. Los promotores pretenden instalar 525 megavatios con 35 aerogeneradores de manera inicial y previa negociación con las administraciones y agentes sociales, lo que seguramente conllevará modificaciones a la propuesta actual. Solo una vez asentado el proyecto, tratarían de ampliarlo hasta los 1.200 megavatios, lo que supondría incorporar 45 molinos más frente a la costa norte gallega.
Los socios también proyectan en Cataluña un gran parque de eólica marina de hasta 1.000 megavatios, con lo que se bastarían para cubrir más de la mitad de la capacidad que pide el Gobierno para 2030.
El desarrollo de la eólica offshore tiene dos problemas añadidos. Por un lado, la falta de una regulación específica y de los planes de ordenación del espacio marítimo, que están pendientes de aprobar. Por otro, la oposición que han encontrado por parte del sector pesquero, que teme por el impacto que tendrían los aerogeneradores en su actividad.
Iberdrola, al igual que Bluefloat y Sener, también advirtió en la presentación de sus parques que iniciaba un proceso de diálogo que podía variar el plan presentado ante el Gobierno, pues en realidad se trata de una mera declaración de intenciones.