Los March afean a Florentino y sientan a un simple directivo en ACS
La familia mallorquina cubre la vacante del dimisionario Santos Martínez-Conde, consejero delegado de Corporación Alba, con el director de inversiones Javier Fernández Alonso
Continúa la guerra soterrada entre el presidente de ACS, Florentino Pérez, y la familia March. Desde que en 2012 la constructora se viera obligada a vender a la baja el 13% que ostentaba en la eléctrica Iberdrola y propiciara pérdidas en ese ejercicio de casi 2.000 millones de euros, las relaciones entre Florentino y la adinerada familia mallorquina se han caracterizado por una tensión no disimulada.
Aquel fiasco nunca fue perdonado. No en vano supuso un impacto de 480 millones de euros y unas pérdidas cercanas a los 300 millones de euros para Corporación Financiera Alba, la sociedad a través de la que la familia March, controla sus inversiones bursátiles.
La prudencia es buena consejera
En aquel momento, la primera reacción fue doble. Vender todas las acciones en ACS o, de una vez por todas, tratar de echar a Florentino de la constructora. Al final, los March optaron por la prudencia, y decidieron no hacer ni una cosa ni otra.
Prefirieron hacer caja poco a poco y vender acciones sin parar, obteniendo suculentas plusvalías por el camino. Al cierre de 2015, los March, a través de Corporación Financiera Alba, reducían su participación en ACS al 11,7% tras la venta del 2,19% en varias operaciones que les reportaron plusvalías superiores a los 104 millones de euros, con una tasa de rentabilidad (TIR) del 11,4% durante aproximadamente 18 años.
Evitar el enfrentamiento directo
De manera simultánea a estas ventas, el interés por enfrentarse a Florentino ha ido decayendo, sobre todo desde que en noviembre de 2014 dimitiera como consejero de ACS Juan March de la Lastra, el delfín del imperio familiar –hijo de Carlos y sobrino de Juan–, quien, desde su entrada en la comisión ejecutiva de la constructora en 2010, se había convertido en el único que osaba levantar la voz al presidente.
Esa salida, junto a la reducción de capital, que dejaba a Alba como segundo máximo accionista por detrás del propio Florentino, propició que la sociedad de los March se quedara con un solo consejero en ACS, el consejero delegado de Corporación Financiera Alba, Santos Martínez-Conde. El mismo que ahora acaba de dimitir.
Salida cantada de Martínez-Conde
Una dimisión que ha dado pie a la familia March a hacer un feo en todo regla al presidente Florentino Pérez. En lugar de colocar a otro consejero de Alba, ha optado porque sea un simple directivo de esta compañía –el director de Inversiones, Javier Fernández Alonso– el que represente al clan mallorquín en el consejo de ACS.
La salida de Martínez-Conde parecía cantada. En enero de 2015, dos meses después de que dimitiera Juan March de la Lastra como consejero de ACS, el consejero delegado de Alba vendía un paquete de 1,5 millones de acciones de la constructora.
Una participación equivalente al 0,48% de su capital que reportó más de 48 millones de euros, quedándose con tan sólo 8.985 acciones de la cotizada. Un paquete que apenas representaba un 0,003% del capital del grupo presidido por Florentino Pérez.
Valor consolidado de 600 millones
Al cierre de 2015, Corporación Financiera Alba contabilizaba su 11,7% en ACS por un valor consolidado de 604 millones de euros, casi 100 menos que un año antes.
A los 84,28 millones sumados por los beneficios obtenidos por la constructora, hay que restar los 43 millones de euros de dividendos devengados, los casi 118 por las ventas de acciones y casi 20 millones por variaciones en el patrimonio neto consolidado.
En bolsa, Alba capitaliza actualmente su participación en ACS en unos 970 millones de euros, tras el retroceso del 2,6% de la acción a punto de cerrarse el primer trimestre.