Los emprendedores gallegos apenas logran dinero de los ‘business angels’
Menos del 5% de los empresarios que lo intentan logran los recursos y el amparo de estas redes de inversores, que aumentan su presencia en Galicia como símbolo de la innovación y con críticas por la 'burbuja del emprendimiento'
Los business angels despliegan sus alas en Galicia con la creación de nuevas redes, pero vuelan a una altura inalcanzable para la mayoría de los emprendedores. Sólo entorno al 5% de quienes presentan sus empresas emergentes ante estos foros de inversores privados logran abrir las puertas de su cielo de financiación, contactos y asesoramiento estratégico para impulsar su negocio. La importancia de los inversores ángel va en aumento, impulsada desde la propia administración con la Red Gallega de Business Angels que promueve el Instituto Galego de Promoción Económica (Igape) y al abrigo de asociaciones patronales y círculos de empresarios.
Los business angels se proclaman como la encarnación de un cambio profundo hacia una nueva cultura empresarial basada en el talento, la innovación y las relaciones colaborativas, mientras parte del empresariado desdeña esta figura como uno extranjerismo glamuroso más que da brillo a la llamada burbuja del emprendimiento.
Recursos limitados
«Conseguir el apoyo de un business angel es un muy difícil porque los recursos son limitados y sacar adelante una empresa es muy complicado», admite Pablo Conde, coordinador de proyectos de RedInvest, la red de business angels del Círculo de Empresarios de Galicia. Conde es como el «San Pedro» de esta red que empezó a operar en 2007 con cinco inversores y que después de un estancamiento inicial ahora no para de crecer.
Él se encarga del primer filtro de los proyectos y de intermediar entre los emprendedores y los inversores. Ya son 34 ángeles que han invertido más de 1,7 millones de euros en 13 proyectos y cada vez reciben más propuestas. A día de hoy, según explica, llegan unos 120 propuestas al año de las que acaban financiando sólo cinco o seis. Es decir, no más del 5%.
Más en el sur
El Igape no facilita datos globales de la actividad de los business angels en Galicia, que actúan en redes particulares que hasta el momento han sido más activas en el sur de la comunidad, con RedInvest e InnoBAN Vigo como referentes. En el norte, la Asociación de Empresarios de A Coruña (AJE A Coruña) trata de equilibrar la balanza con la creación de una nueva red de business angels, para la que este mismo mes han firmado un convenio de colaboración con el Club Financiero Atlántico.
En Santiago también existe una red de inversores ángel, en este caso enfocada a proyectos universitarios: Uniban, que se incardina en el programa Uniemprendede la Universidade de Santiago (USC).
Ángeles caídos
El surgimiento de nuevas redes y la incorporación de más inversores a las que existen marca una senda de crecimiento en el fenómeno de los business angels. Pero también hay ángeles caídos. Es el caso de ourensana BANG, la Business Angels Network Galicia. Fue una de las primeras redes, creada en 2004, y todavía se puede entrar en su página web, que muestra una imagen fija sin posibilidad de navegar. Desde la Confederación de Empresarios de Ourense, la entidad de la que dependía, indican que ha dejado de funcionar.
Detrás de los números y las organizaciones hay algunas ideas y negocios emergentes que llegan a tocar el cielo. El prototipo de empresa por la que apuesta un businessangel es una startup: una compañía de nueva creación con grandes posibilidades de crecimiento, modelo escalable y habitualmente vinculada a las nuevas tecnologías. Gigantes como Google, Amazon o Skype arrancaron con su ángel, pero no sólo se trata de empresas vinculadas a Internet.
Galicia, la tierra prometida
InnoBAN Vigo es el nodo en Galicia de la red de business angels InnoBAN, que tiene 80 inversores en total. Ha financiado once proyectos por casi un millón de euros. Luis Ángel Fernández de la Vega, socio fundador, recuerda que cuando empezaron en 2008 atravesaron una «travesía en el desierto» y tuvieron que dedicarse a «sembrar y difundir». Para ello han promovido la Asociación Española de Redes de Business Angels (AEBAN) y también han sido activos en la gestación de la Red Gallega amparada por el Igape. La tasa de inversores que se quedan en el camino aún es más alta en InnoBAN: casi terminado el año han recibido 800 propuestas de las que sólo una cuarta parte pasa el primer filtro para evaluarse y nada más que 20 se presentan a los inversores ángel que finalmente apostarán por tres o cuatro.
Es decir, que lo logra el 0,5% de los que lo intentan. Con todo, Fernández de la Vega considera que por detrás de Madrid, Cataluña o Valencia, Galicia es muy activa en este campo y que en el futuro «hay potencial para que existan muchos más business angels, personas con capacidad económica y dispuestas a aportar sus conocimientos y contactos para ayudar al desarrollo de las empresas en las que invierten, buscando su propio beneficio económico al tiempo que contribuyen al desarrollo de nuestra comunidad».
Startups de éxito
Un caso de éxito reciente abrigado por los business angels gallegos es el sujeta-tornillos Micatón, un invento creado en Vigo para atornillar con una sola mano gracias a un soporte de goma imantado que se acopla a cualquier destornillador.
Es uno de los proyectos apoyados desde RedInvest y está logrando un gran éxito de financiación también por otras vías alternativas. Hasta el 13 de diciembre tiene abierta una campaña en la plataforma Kickstarter en la que ya ha rebasado la recaudación de 50.000 dólares que se marcaba como objetivo.
Un mundo de talento o una película
La aportación de los inversores ángel va más allá del dinero. Desde RedInvest defienden el valor intangible de una nueva relación entre personas con ideas innovadoras y empresarios veteranos de prestigio y cómo ese germen supone un gran cambio en la cultural empresarial gallega: «Por la financiación simplemente no le interesaría a nadie, pero aquí hablamos de pasar de un mundo gris de quejas a vivir las cosas con ilusión haciendo crecer negocios innovadores, disruptivos y con gente con mucho talento», expone Conde. Por eso, el business angel y presidente del Círculo de Empresarios de Galicia, Juan Güell, reclama que se de más amparo legal a esta figura.
Sin embargo, también hay voces críticas, como la de Alfonso Salazar, presidente de la Asociación de Emprendedores de Galicia (ASCEGA), que considera que se debe apostar por acciones más terrenales. «Business angel es un palabro de moda como emprendedor, startup, coworking… un montón de cosas que ya se hacían antes y no les dábamos ningún valor», opina Salazar, «cansado de tanta palabra en inglés».
Otra realidad
Desde su asociación la realidad que observan es menos fascinante, con muchas personas que tratan de reinventarse con pequeños negocios «propios de la economía gallega, como la pesca o la artesanía», señala, a los que prestan asesoramiento gratuito. «Hay una burbuja con el emprendimiento y todo lo que lo rodea, que para mucha gente se ha convertido en un negocio que con una serie de mantras y lugares comunes con los que sacan la pasta; nosotros tratamos de transmitir experiencias y no de contar películas», defiende el presidente de ASCEGA, quien opina que «el business angel no es una figura relevante porque los emprendedores tienen los mismos problemas de siempre y hay mucho rollo con lo de echarte una mano a nivel financiero pero al final acaba recurriendo la gente a los mismos sitios de siempre». Ángel o demonio, dos visiones encontradas sobre la manera de iniciar una actividad empresarial para salir del infierno de la crisis.