Los bonistas asaltan Codere tras cobrar intereses por impago superiores al 9%
La junta de accionistas del 5 de diciembre refrendará la pérdida de control de la familia Martínez Sampedro en favor de los acreedores, una vez que la nueva compañía Codere Newco sea excluida de cotización
Año y medio después de que se pusieran sobre la mesa las tensiones generadas entre Codere, los bonistas y los tenedores de su crédito senior, la junta de accionistas, prevista para el próximo 5 de diciembre, dejará definitivamente a la familia Martínez Sampedro fuera del control de la compañía.
Al final, como estaba cantado desde el principio, la empresa, a pesar de las iniciales reticencias de sus todavía máximos accionistas, no ha tenido otra que plegarse a la hoja de ruta marcada por los bonistas tenedores de dos emisiones, una de 760 millones de euros, vencida el pasado 15 de junio, y otra de casi 300 millones de dólares americanos, por cuyos vencimientos de cupones Codere lleva pagando intereses de demora por impago de entre el 8,25% y el 9,25%.
Compensación de créditos
De esta manera, en esa junta se procederá a capitalizar los derechos de crédito de esas dos emisiones a través de un aumento de capital de 495 millones de euros, mediante la emisión de 2.474 nuevas acciones ordinarias de 0,20 euros de valor nominal cada una de ellas cuyo desembolso se llevará a cabo mediante compensación de créditos, que requerirá la entrega previa de parte de los bonos existentes a Codere Finance Luxembourg para proceder así a su cancelación.
De las cuatro emisiones en euros, por un nominal inicial de 760 millones, Codere sumaba, hasta el pasado 29 de octubre, una cantidad pendiente de pago, en concepto de principal e intereses, de 937 millones de euros. Y lo mismo sucedía con la emisión en dólares, cuyo nominal inicial de 295 millones de dólares se eleva, ya en euros, a 325 millones.
Los Sampedro, con el 2%
Con la ampliación, los Sampedro, que ahora controlan el 70% de los actuales 55 millones de acciones, se quedarán, en principio, con solo el 2% del nuevo capital con los 2.529 millones de acciones resultantes.
La operación se sustancia con la transferencia de todos los activos y pasivos de Codere a Codere Newco, una entidad de nueva creación que aportará sus acciones a dos sociedades domiciliadas en Luxemburgo.
Autorización judicial en Reino Unido
La ampliación deberá contar con el refrendo de la Scheme of Arrangement, previsto en la Ley de Sociedades de 2006 del Reino Unido, al que bonistas y acreedores han obligado a acudir a Codere para obtener una autorización judicial favorable. El acuerdo de reestructuración se entenderá aprobado si se obtiene el voto favorable de una mayoría de acreedores que representen a su vez más del 75% del valor de los créditos.
La hoja de ruta impuesta por los bonistas contempla una nueva emisión privada de bonos senior por un importe equivalente en dólares a 200 millones de euros y con vencimiento en 2020, que se suscribirá en efectivo, otra, de segundo rango, por un equivalente en dólares a 350 millones de euros, con vencimiento en 2021, y una tercera, por un equivalente en dólares a 325 millones de euros.
Además de los bonos, Codere tiene pendiente de pago una línea de crédito senior de 125 millones de euros a Canyon Capital Finance y a GSO Blackstone.
Al final, opa de exclusión
El final de esta historia pasará por la exclusión de cotización de la nueva Codere Newco, destinada a los inversores minoritarios que, en ese momento, todavía mantengan acciones, y cuyo precio estará en torno a los 50 céntimos, a años luz de los 21 euros por título con los que la compañía debutó en bolsa hace ocho años.
Como resultado del proceso de reestructuración, durante los seis primeros meses de 2015 Codere incurrió en gastos financieros de 2,8 millones de euros intereses generados por los cupones no pagados (que se elevaban en esa fecha a 11,3 millones), y 1,4 millones de euros de intereses de demora asociados a la línea de crédito senior que, este caso, elevaba el montante, desde febrero de 2014, a 7,8 millones de euros.
En esa fecha, la multinacional española de juego presentaba un patrimonio neto negativo de 489 millones de euros y arrojaba pérdidas por casi 30 millones.