Las viejas fábricas de Panrico malviven bajo la crisis de Bimbo
Las bajas ventas de la bollería de Bimbo hacen que las plantas especializadas en la producción de Donuts y Bollycao deban funcionar a medio gas
Cuando en 2015 Bimbo compró Panrico por 190 millones de euros, muchos vieron la salvación de una empresa que había pasado los últimos años gobernada por el fondo de capital riesgo Oaktree. Tuvo que vender la división de pan de molde para sortear las restricciones de Competencia, pero la adquisición de la sección de bollería salió rana: las fábricas heredadas funcionan a medio gas y los clientes cada vez optan menos por sus Donuts y Bollycaos.
Según explican fuentes del sector a Economía Digital, las ocho plantas que Bimbo compró a Panrico funcionan con líneas de montaje cerradas, turnos olvidados y personal muy por debajo de su capacidad. Influye el adiós del pan de molde, sí, pero el golpe llega sobre todo por el descenso de las ventas en España.
Las mismas voces ejemplifican la atonía con la fábrica de Santa Perpétua de la Mogoda (Barcelona). La planta funciona a menos del 50% de la capacidad –sin contar el cierre de las instalaciones dedicadas al pan–. La línea de Donuts funciona a dos turnos y deja uno libre, la de Bollycaos está ocupada un solo turno y deja libre otros dos y la de Donettes no cubre ni la totalidad de un torno, dejando más de dos huecos sin actividad.
El ejemplo de la crisis de la bollería de Bimbo: las fábricas en Cataluña y Andalucía funcionan al 50%
“Por el momento no está previsto el cierre inmediato de ninguna fábrica”, explican. No obstante, su cercanía con la planta de Bimbo en Granollers siembran dudas sobre el futuro de alguno de los dos centros. Además, en las próximas semanas se comenzará a negociar el nuevo convenio colectivo de la fábrica.
El mismo ambiente pesimista se respira en las instalaciones del grupo en Puente Genil (Córdoba). “La planta funciona al 50% tras cerrar la principal línea de fabricación”, denuncian los trabajadores. Además, la externalización de la logística hace que puedan llegar a sobrar hasta 80 de los 300 empleados ocupados.
Además, desde Comisiones Obreras lamentan que cinco años después del cierre de la planta de Panrico en Sevilla todavía no se haya recolocado a la totalidad de los trabajadores. “No hay dónde ponerlos”, contestan en el sector. La fábrica no produce lo suficiente como para emplear a tanta plantilla.
Bimbo sólo ofrece nuevos productos a las fábricas tras renegociar las condiciones laborales
El conglomerado confía en revertir la situación con la concesión de nuevos productos a las plantas. No obstante, no lo hace gratis. Sólo tras una renegociación de las condiciones laborales accede a enviar más bollería, una táctica habitual en el sector de la automoción. El último caso se dio en la fábrica de Panrico en Paracuellos. “Tras el acuerdo entre los trabajadores y la dirección la actividad remonta y ya se encuentra alrededor del 70%”, explican las mismas voces.
Las otras fábricas de Bimbo especializadas en bollería están en Valladolid, Zaragoza, Tenerife y Lisboa. Mientras, todavía se encuentra en gestiones para deshacerse de la planta de Teror (Gran Canaria), que debe pasar a manos de Adam Foods en el marco de la venta de la división de pan de molde.
Bimbo cada vez vende menos bollería
La baja producción es una consecuencia de las bajas ventas de la compañía. Los datos de la consultora Nielsen que fuentes del sector han facilitado a Economía Digital desvelan un retroceso conjunto de las compañías Panrico y Bimbo –que mantienen su independencia societaria— del 11% en volumen y del 8% en valor en 2017. El conglomerado, que también controla marcas como Pantera Rosa y Tigretón, pasó de mover el 62% de las unidades y el 59% del dinero en 2016 pasó a conformarse con el 51% en ambas métricas.
De este modo, el conglomerado se situó a niveles de 2014, donde controlaba el 51% del volumen y el 50% del valor y eliminó así cualquier tipo de sinergia positiva con la adquisición.
Además, los productos de Panrico salen especialmente malparados en las estanterías de los supermercados. Los análisis muestran un descenso del volumen de ventas –métrica diferente a la cuota de mercado– del 25% de las marcas Donuts, Donettes y Bollycao en 2017. El descalabro del valor se produce prácticamente a la misma velocidad: la caída es del 23%.