Las horas más bajas de Florentino Pérez en Galicia
Los negocios gallegos de Masa y Maessa, empresas del grupo ACS que han recibido multas millonarias de Competencia, atraviesan una situación delicada
Galicia se ha convertido en una zona de sombra para Florentino Pérez. Al presidente de ACS no le van mal las cosas: su grupo de construcción se encamina hacia un beneficio récord este 2019 gracias a la aportación de Abertis a sus cuentas. Sin embargo, los negocios del también presidente del Real Madrid en territorio gallego ya no tienen el relumbrón de antaño.
Esta semana, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) asestó un duro golpe al mediático empresario. El organismo supervisor destapó la existencia de un cártel de empresas de montaje y mantenimiento industrial que, según su investigación, encarecieron durante años sus servicios a compañías del sector energético y petroquímico mayoritariamente. Las firmas integrantes del cártel crearon un entramado para repartirse clientes y licitaciones en el sector privado, intercambiar información sensible, realizar ofertas de cobertura y fijar compensaciones y precios. En conjunto, Competencia señala a 19 firmas a las que impone multas que se elevan sobre los 54 millones de euros.
Entre las firmas sancionadas se encuentran dos compañías que forman parte del gigante ACS: Masa y Maessa. La primera se ha llevado la sanción más grande, 14,5 millones de euros. La segunda, 3,5 millones de euros. Si bien su negocio es amplio, ambas operan en la comunidad gallega. Aquí, al margen de la sanción que ahora se les ha impuesto, su situación no es boyante.
Quiebra técnica y pérdidas
El grupo Masa presta servicios integrales de mantenimiento de plantas industriales, infraestructuras y edificios. En Galicia, Asturias y Castilla y León opera a través de su filial Masa Galicia. Esta, domiciliada en A Coruña, acabó 2018 en situación de quiebra técnica, con un patrimonio negativo de 91.000 euros (un año antes ya estaba ya en rojo, pero con 22.000 euros) y un fondo de maniobra también negativo de algo más de 6.700 euros. Además, la sociedad acabó el año registrando unas pérdidas por valor de 70.000 euros (163.000 euros el ejercicio precedente). Precisamente, y para tratar de revertir el desequilibrio patrimonial, la sociedad dominante aumentó a principios de este año una línea de crédito con Masa Galicia hasta los 140.000 euros.
A pesar de la situación contable en la que se encuentra, la cifra de negocio de Masa Galicia aumentó a lo largo de 2018. De los poco más de 10 millones de euros computados a finales de 2017, pasó a 13,4 millones. No obstante, la comunidad gallega, donde facturó 4,3 millones de euros, no es su primer mercado, si no Asturias, donde los ingresos se elevaron hasta los 6,7 millones. Hasta este verano, su administrador único era José María Pau, director general del grupo Masa y empresario que ha recibido una multa de 44.000 euros de la propia Competencia, dentro de su proceso de investigación por el supuesto cártel empresarial.
La crisis de las auxiliares de Navantia
Maessa, la otra empresa de Florentino Pérez sancionada por Competencia también opera en Galicia. Aquí lo hace en una rama de actividad alejada de las actuaciones que sanciona Competencia. Sin embargo, no por ello su situación es mejor. En la comunidad gallega, Maessa ha trabajado históricamente como auxiliar de Navantia. Aunque hace unos años la plantilla gallega contaba con una amplia cartera de encargos (derivada en buena parte de la construcción por parte de Navantia de un flotel para Pemex), en la actualidad la situación de su rama de negocio en la comunidad es complicada. Fuentes de los trabajadores explican que a punto de acabar los trabajos derivados de la construcción de los buques AOR para la armada australiana, la auxiliar se encamina hacia un periodo de valle. “Sin más contratos de Navantia en el horizonte, de momento, afrontamos una situación complicada, porque los trabajos auxiliares para la construcción de las cinco fragatas F110 para la armada española no van a empezar hasta, por lo menos, 2023”, comentan. Debido a esta situación, la plantilla se ha visto reducida en los últimos meses, según fuentes de los trabajadores, pasando de 227 a 52 personas, una situación, comentan, que se hace extensible a la del resto de empresas que dependen de la construcción en los astilleros de Ferrol.
Menos obras
Al margen de las empresas sancionadas por Competencia, Dragados, una de las filiales estrella del grupo ACS, tampoco cuenta en su cartera con ninguna obra de relumbrón. La última fue la ampliación del Puente de Rande, en la que participó en una UTE con Puentes y Calzadas.
Por su parte, el propio grupo ACS cuenta ahora con seis filiales domiciliadas en Galicia, de las cuales dos (Ave Portocamba – Cerdedelo y Túnel Prado) exprimen la recta final de las obras del AVE, mientras que otra, Vieyra Enerxía Galega, se mantiene sin actividad y limita su presencia a las páginas del informe anual de ACS. La firma no registra ningún tipo de actividad desde que fracasase en su intento de hacerse con 650 megavatios en parques eólicos durante el concurso impulsado por el bipartito.