Las auxiliares bendicen el desembarco de Ritz-Carlton en Barreras
Uninaval defiende la entrada de Ritz-Carlton como la solución "más viable" y reitera su ofrecimiento a "formar parte de la solución"
Las auxiliares de Hijos de J. Barreras se congratulan por la entrada de Ritz-Carlton como principal accionista del astillero vigués. Estas firmas, a las que Barreras les debe unos 20 millones de euros, han expresado su satisfacción por el acuerdo de la multinacional americana para hacerse con el 51% de las acciones que hasta ahora estaban en manos de Pemex y el 24,5% propiedad de Albacora.
La crisis de Barreras había desencadenado una oleada de preconcursos entre sus auxiliares y ponía en riesgo un millar de empleos en el naval vigués. Es por ello que estas subcontratas, agrupadas bajo la sociedad Uninaval, habían tendido un guante para capitalizar su deuda y desembarcar en el accionariado de Barreras.
Ahora, pese a la compra de Ritz-Carlton, las auxiliares reiteran su ofrecimiento de «compromiso vigente” para “formar parte de la solución», aunque recalcan que la entrada de la firma americana es “una solución agradable” y “la más viable”, según ha defendido su portavoz, Enrique Mallón.
Cobrar los créditos atrasados
Mallón también ha definido este acuerdo como «un primer match ball» para garantizar la finalización del crucero encargado por la cadena hotelera y abrir la puerta de otros buques como los dos ferries encargados por Havila y la otra embarcación para Naviera Armas.
Además, ha recalcado el «compromiso» de estas empresas para «volver al trabajo», aunque ha matizado, debe ser «cobrando los créditos atrasados o, al menos, garantizándolos» para «poder trabajar con tranquilidad». En este último punto coincide con el presidente del comité de empresa, Sergio Gálvez, que ha defendido que la carga de trabajo “es fundamental” y ha abogado por la necesidad de amarrar los encargos para Naviera Armas y Havila. “Ya no es solo un tema de prestigio, sino del trabajo que darán» a cientos de operarios. Asimismo, ha añadido que mantener esos proyectos ayudaría a tratar de «rebajar» la deuda por posibles cancelaciones.