Las ‘amistades peligrosas’ del núcleo duro de Urbar en El Salvador
Escobar Thompson, ligado al poderoso Grupo Poma y al ultraderechista partido ARENA, ostenta el 5,62% de la empresa guipuzcoana de maquinaria
Los movimientos entre los accionistas de Urbar se suceden de cara a recabar apoyos para sacar adelante la ampliación de capital prevista y hacerse con el mando de la empresa a partir del mes que viene.
A la acción concertada llevada a cabo por el vicepresidente de Urbar, José Enrique Gómez-Gil Mira, y del consejero Francisco Deirós, para, a través de sus empresas Compañía de Inversiones Europa Holding (Ciesa) e Inversiones Ribera del Tajo, respectivamente, y de los títulos de sus familiares, sumar un porcentaje de control en la empresa, se ha adherido también El Copinol.
Posición conjunta del 38%
Una sociedad anónima salvadoreña, que entró en Urbar hace dos años con la adquisición de un millón de acciones en una ampliación de capital, y que le permiten ostentar una participación del 5,62%. Sumada al 32,1% que aportan Gómez-Gil Mira, los familiares de este, y Deirós, darían una posición conjunta de casi el 38% en la junta del próximo 10 de junio.
Detrás de El Copinol figura Carlos Patricio Escobar Thompson. Un personaje conocido en el mundo empresarial y político de El Salvador. En su faceta profesional, además de sus propios negocios hoteleros, es mano derecha del todopoderoso presidente del Grupo Poma, Ricardo Poma, y ostenta la vicepresidencia de Roble, la filial inmobiliaria del holding.
Un grupo, Poma, cuyos orígenes se remontan a hace un siglo, cuando un inmigrante catalán, el barcelonés Bartolomé Poma, llegó a El Salvador para, primero, montar un taller de vehículos y lograr, después, la distribución en exclusiva de Ford y Toyota. Sus descendientes figuran hoy al frente de un grupo empresarial de actividad transversal que, al margen de la automoción, lidera el negocio inmobiliario tanto en El Salvador como en otros países centroamericanos.
‘Viuda negra’, ARENA y ‘escuadrones de la muerte’
En la esfera política, Escobar Thompson no participa de manera directa. Lo hace como segundo marido de la enigmática ‘viuda negra’ Ana Vilma de Escobar –el primero murió en extrañas circunstancias–, que ostentó la vicepresidencia de la República entre 2004 y 2009, y que ahora anda moviendo los hilos para ocupar el vacío de poder existente en la ultraderechista Alianza Republicana Nacionalista (ARENA).
El partido fundado en 1981 por el militar Roberto d’Aubuisson, quien fue acusado de urdir la operación que un año antes había acabado con el asesinato de monseñor Óscar Romero, y de, posteriormente, haber organizado los sanguinarios ‘escuadrones de la muerte’ para combatir a los grupos insurgentes de izquierda.
Escobar Thompson cambia de parecer
Aunque Escobar llegó a Urbar en marzo de 2013 dando por sentado que El Copinol «no tenía concertada su actuación en Urbar con ningún otro accionista» y que ejercería su derecho de voto de manera independiente, ahora las cosas han cambiado. Y la concertación ya se ha producido.
En el hecho relevante, remitido a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) tras la reunión del consejo celebrado el pasado 5 de mayo que aprobaba una ampliación de capital, se pone de manifiesto que los accionistas Compañía de Inversiones Europa Holding España, Inversiones Ribera del Tajo y El Copinol (Gómez-Gil Mira, Deirós y Escobar Thompson) ejercerán íntegramente su derecho de suscripción preferente en la ampliación.
Desembolso previo exigido por los bancos
Para ello, se comprometían «irrevocablemente» a desembolsar, ayer jueves, 412.533 euros con cargo a la suscripción de las acciones que les corresponden, debido a las exigencias previas impuestas por los bancos acreedores para llegar a un acuerdo de refinanciación.
De esta manera, las acciones que correspondan a estos tres accionistas les serán adjudicadas durante el periodo de suscripción contra el desembolso que se realice con anterioridad.
Entre esas condiciones previas impuestas por las entidades financieras, también figura la constitución de un depósito bancario por parte de Inversiones Ribera del Tajo (la empresa controlada por Francisco Deirós) para garantizar la suscripción y desembolso del 100% de la ampliación de capital. Fondos que serán destinados a cubrir la ampliación de capital si no queda íntegramente suscrita y únicamente por la parte que quede pendiente de suscribir.