Larrea venderá las centrales de Ferroatlántica por las buenas o por las malas
El máximo responsable de Ferroatlántica advierte de que "los plazos se agotan", aunque sigue trabajando para lograr el máximo apoyo a su plan industrial
Este lunes, los miembros del comité de empresa de las centrales hidroeléctricas y de las plantas de Cee y Dumbría han consumado su plante a la dirección de Ferroatlántica, que los había citado en Madrid para tratar de alcanzar una posición de consenso en relación al plan industrial que pretende llevar a cabo la empresa. Sin embargo, la venta de las centrales ha vuelto a ser el punto de fricción que ha dado al traste con la cita.
Al poco de hacerse efectivo el plantón, Pedro Larrea, consejero delegado de Ferroglobe –el grupo en el que se integra Ferroatlántica– señalaba en una entrevista en Radio Nordés lo “poco responsable” de esta decisión del comité, que considera “una oportunidad perdida”. En sus palabras, un mensaje claro: las centrales se van a vender para llevar a cabo el plan industrial, por las buenas o por las malas.
“Nosotros seguimos empeñados en lo mismo, en promover un plan industrial que en la situación actual de la empresa, con pérdidas de casi 150 millones de euros y con una deuda de 350 millones de euros, pues no se puede acometer nada más que a través de la obtención de fondos y a través de actividades que hoy no son estratégicas para la empresa. Me refiero a la hidráulica”, apuntaba Larrea en su intervención.
Beneficios invertidos
Esas pérdidas y esa deuda, correspondientes ambas al ejercicio 2016, son el argumento que esgrime para justificar la necesidad de obtener liquidez por otros medios, en este caso renunciando a una actividad que, como explica, “no es en absoluto crítica para la supervivencia de las fábricas, ni en Galicia ni en el resto de puntos de actividad de FerroAtlántica”, como es la hidráulica. También aclara que, mientras en 2002 la división de energía ganaba tres veces más que las fábricas de la Costa da Morte, en 2015 la situación es justamente a la inversa.
Los trabajadores de Cee-Dumbría, después de escucharle, no están “para nada” de acuerdo con la realidad que dibujó el consejero delegado de Ferroglobe. Aseguran que las centrales siguen ganando “más o menos lo mismo”, y que Larrea no tiene en cuenta los gastos del leasing –unos 13 millones– y los de gestión de Villar Mir Energía –otros 15 millones que, aclaran, antes no había–. No obstante, reconocen que el negocio de la energía cayó, “pero no tanto como dice él”. También recuerdan que la situación puede dar un giro en los próximos meses si se materializa el cambio de política estatal en materia de renovables.
El plazo se agota
Llegados a este punto, Larrea insiste en que seguirán trabajando “en construir todo el consenso posible” para no dejar pasar “una oportunidad única e irrepetible” que supondría la creación de 500 puestos de trabajo y un desarrollo tecnológico con una inversión de 100 millones de euros. Eso sí, advierte que “el que no quiera escuchar se puede quedar fuera de ese consenso”. Por lo de pronto, anucia que “los plazos se agotan y vamos a tener que llegar a conclusiones con cierta rapidez”, en relación a la venta de las centrales
La plantilla se toma las palabras de su directivo como “una amenaza”, al tiempo que la demora en la toma de decisiones les da argumentos para creer que el anunciado interés de una empresa por hacerse con las centrales españolas no es tal, y que “es (Juan Miguel) Villar Mir quien está detrás de todo esto”. “Él es quien se quiere quedar con las centrales una vez segregadas”, concluyen.