Lamento de las gasolineras gallegas por las nuevas medidas de ahorro energético
La Federación Gallega de Estaciones de Servicio cree que supondrá un gasto extra que obligará a realizar obras
La Federación Gallega de Estaciones de Servicio (Fegaes) ha mostrado su descontento por el nuevo decreto ley publicado este martes sobre las medidas de ahorro energético. La asociación considera que les supondrá un gasto extra y que obligará a muchas estaciones de servicio a realizar obras.
Puertas automáticas
Explican que la nueva norma obligará a los empresarios a llevar a cabo obras en las tiendas de las gasolineras para mantener cerradas las puertas cuando esté en funcionamiento el aire acondicionado o la calefacción. La única manera de cumplir, insisten, es la instalación de puertas automáticas o un brazo de cierre automático a las puertas manuales.
Esto supondrá, continúan, «un nuevo desembolso que se suma a los anticipos que están realizando con motivo de las bonificaciones al carburante«.
Tal y como apuntan en un comunicado, en muchos casos las gasolineras disponen de aparatos de aire acondicionado centrado en la tienda, alejado de los expendedores y si se sitúan a 27 grados, los empleados trabajarán a más de 30 grados toda la jornada.
A esto añaden que, a raíz del sistema de bonificaciones, todos los usuarios deben pagar en tienda «y mantener las puertas cerradas en todo momento supone un problema adicional».
«Tampoco ayuda la exigencia por parte de la Administración de acometer estos cambios con tanta premura. El Decreto Ley indica un plazo de una semana para adaptarse a las nuevas normativas», lamentan.
“Incoherencia” de la administración
Si bien la federación recalca que las estaciones de servicio están dispuestas a cumplir con las medidas de ahorro y de eficiencia energética, consideran que «esta prisa no es coherente con la lentitud con la que se están abordando las devoluciones de las bonificaciones de 20 céntimos que las gasolineras deben adelantar».
A este respecto, critican que en la gran mayoría de los casos las devoluciones se producen un mes después de haber realizado el adelanto, «de manera que el empresario se convierte en un prestamista del Estado».
Añaden además las «nuevas exigencias» de distintas entidades públicas «requiriendo información a los gerentes y empresarios de estaciones de servicio, información que, en muchos casos, ya tienen en su poder otras entidades administrativas y que obligan a duplicar la gestión».
«Esta carga burocrática exige más trabajo para las gestorías y, en el caso de las pequeñas gasolineras, para el propio empresario que se ve obligado a dedicar parte de su tiempo a cumplir con trabajo administrativo», aseguran.