La Xunta copia la fórmula de Alcoa para salvar Poligal
El conselleiro de Economía crea un grupo de trabajo con los trabajadores de Poligal para buscar un inversor para la planta de Narón
La Xunta busca una tercera vida para Poligal, la empresa que fundó el dezano Benito Blanco junto a otros empresarios gallegos en el exterior y que posteriormente pasó a manos del grupo catalán Peralada. El cierre de la factoría de Narón, asentada en el polígono industrial de A Gándara, dejará a 100 empleados en la calle.
El plan para evitar la destrucción de empleo pasa por buscar un inversor. En un movimiento similar al que realizó el Gobierno para intentar evitar el cierre de las plantas de Alcoa, el conselleiro de Economía, Francisco Conde, creó un grupo de trabajo con el comité de empresa que se reunirá de forma periódica para evaluar la situación.
El presidente del comité, Rafael Souto, explicó que la intención de este grupo será trabajar en la «búsqueda de un inversor» para mantener la actividad en la fábrica, así como abordar «el tema legal del ERE». Conde había trasladado a la plantilla en una reunión previa las conclusiones de su encuentro con el consejero delegado de Poligal, Santiago Font, quien justificó el cierre en motivos como el aumento del precio de la materia prima.
Sin embargo, Souto asegura que la planta «es viable», ya que el día que les comunicaron el concurso en febrero «había carga de trabajo en las líneas de trabajo hasta finales del mes de abril».
Desvío de carga de trabajo a Portugal y Polonia
Poligal es uno de los principales fabricantes europeos de film de polipropileno biorientado (BOPP) y polipropileno cast (CPP), utilizados para producir soluciones de envasado. Además de las instalaciones de Narón, tiene otras dos plantas. Precisamente, los trabajadores consideran que detrás del cierre está el deseo de la dirección de «desviar la producción a las factorías que tienen en Portugal y Polonia«. «No tenemos ninguna documentación para saber en que decisión se basaron, porque no sabemos con quién tiene deudas, con la plantilla no hay ningún tipo de deuda», se queja Souto.
En los últimos años, Poligal construyó dos nuevas fábricas, una en Arcos de Valdevez (Portugal), que entró en funcionamiento en 2016, y otra en Polonia, en 2017. Los trabajadores achacan el cese de su actividad a esta situación, sobre todo por ser plantas dotadas de una tecnología más moderna y, por ello, con un menor coste de producción.
Sobre la última propuesta de la compañía trasladada esta semana en una reunión con el Ayuntamiento de Narón de recolocar a 20 trabajadores, Souto se muestra escéptico, al tiempo que dice «no darle ninguna credibilidad al delegado». «Después de montarte una vida durante 20 o 25 años, trasladarse a Portugal o Polonia no parece muy viable», opina.