La reinvención de Joaquín Torres: de la arquitectura a la industria
A-cero, el estudio fundado por Joaquín Torres y Rafael Llamazares, prevé lograr 45 millones de ingresos con su filial dedicada a la industrialización
Es algo más que una vuelta de tuerca al negocio creado por Joaquín Torres, el arquitecto de los famosos. El estudio de arquitectura A-cero prevé lograr una cifra de negocio de 45 millones de euros de aquí a 2022 a través de su filial A-Cero Tech, dedicada a la industrialización constructiva, y abrir durante este año un nuevo centro de producción de prefabricados en Asturias.
El estudio, fundado en 1996 por los arquitectos Joaquín Torres y Rafael Llamazares, espera alcanzar con esta división una cifra de negocio por encima de los 15 millones de euros a cierre de este año y de 30 millones para 2022, según ha señalado la firma. Se trata de una reinvención que la empresa experimenta tras su salida del concurso de acreedores el pasado mes de enero.
Valencia, Toledo y Asturias
Además, la apertura de este nuevo centro en Asturias duplicará la superficie actual y aumentará la capacidad de producción, dando así respuesta a la demanda del mercado, principalmente de viviendas de alta gama.
Su primera fábrica de prefabricados se instaló en Valencia y contaba con una superficie de 4.000 metros cuadrados. Sin embargo, dado el buen comportamiento de la línea de negocio fue trasladada a Talavera de la Reina (Toledo), a unas instalaciones de más de 10.000 metros cuadrados, las cuales aumentan la capacidad de producción de los nuevos diseños y cuentan con novedosos procesos de producción.
Una línea consolidada
El estudio de arquitectura A-cero, que creó hace más de 10 años su línea de negocio dedicada a la industrialización constructiva, instaló en 2019 en Madrid la primera vivienda modular haciendo uso de sus primeros diseños industrializados.
Este posicionamiento en la industrialización de viviendas ha conllevado el diseño y ejecución de más de 100 unidades familiares, un centro hospitalario en Majadahonda, un colegio de educación primaria en Getafe, así como otras instalaciones socio-culturales y equipamientos públicos.
Tiempos de entrega
Según señala el estudio, la industrialización de la edificación residencial y no residencial supone una reducción considerable de los plazos de obra, consiguiéndose ratios de entrega de viviendas de cuatro meses.
Además, conlleva una especialización del proceso de montaje de la vivienda, lo que hace necesario una mano de obra más cualificada y especializada, supone un mayor control de calidad de los materiales utilizados y de las fases iniciales de diseño, y conlleva una ejecución más sostenible dada la reducción en la generación de residuos en el proyecto.