La parálisis de Navantia Ferrol: fue el astillero con menos trabajo del grupo el año del Covid

Navantia cifra en un 63% la ocupación de los astilleros de Fene y Ferrol a la espera de las F-110, mientras el porcentaje se disparaba hasta el 85% y el 92% en Cádiz y Cartagena, respectivamente

Navantia

El presidente de Navantia, Ricardo Domínguez, junto al astillero de Ferrol

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Navantia pone cifras al parón de actividad en la Ría de Ferrol. La empresa pública reconoce en su memoria anual que sus dos astilleros gallegos son lo que contaron con menor carga de trabajo a lo largo de un 2020 marcado por la crisis del coronavirus.

En concreto, Navantia cifra en un 79,3% la ocupación media de todas sus instalaciones el año pasado, pero el porcentaje se desploma hasta 16 puntos por debajo en el caso de la Ría de Ferrol, en donde se registró un 62,9%. La cifra contrasta con el 85,3% registrado en la Bahía de Cádiz o el 91,7% en Cartagena, que, a diferencia de Ferrol, sí tienen en marcha sus contratos estrella.

El astillero de la Región de Murcia puso a flote el pasado mes de abril el primero de los cuatro submarinos S-80 encargados por la Armada Española, mientras que en la Bahía de Cádiz, las instalaciones de San Fernando protagonizaron en julio la botadura de la cuarta de las cinco corbetas para Arabia Saudí.

Sequía de contratos en Ferrol

Pero mientras estos astilleros dan un empujón a sus principales contratos en vigor, Navantia Ferrol, por el contrario, continúa esperando por las F-110 encargadas por la Armada Española. Y es que el astillero gallego no iniciará el corte de chapa de la primera de las cinco fragatas hasta, como mínimo, la segunda mitad del año que viene.

Los trabajos se centran, hasta el momento, en labores de ingeniería, unas tareas poco intensivas en mano de obra que, unidas a la finalización de los dos últimos buques logísticos AOR para Australia, han sumido al astillero ferrolano en una subactividad que se ha hecho notar ya en 2020 y que, previsiblemente, se acentuará este año.

Los sindicatos, el Concello de Ferrol y la Xunta de Galicia han reclamado al Gobierno central la adjudicación de un contrato puente que permita insuflar carga de trabajo en el astillero sin que por el momento se hayan producido avances. Navantia Ferrol se despidió el pasado mes de mayo del buque Stalwart, que zarpó a aguas australianas y los varapalos de la empresa pública para hacerse con contratos en países como Grecia o Reino Unido han echado por tierra la posibilidad de aumentar la carga de trabajo en las instalaciones gallegas.

Sin noticias de la inversión clave en Ferrol

De esta forma, el contrato de las F-110 se erige como el salvavidas para Navantia Ferrol ante las dificultades para imponerse en concursos internacionales. En este sentido, los sindicatos achacan estos últimos batacazos en el exterior a la demora en la construcción del dique seco en Ferrol.

Se trata de la obra estrella que la empresa pública contemplaba en el plan de transformación 4.0 que en su día impulsó el mugardés Esteban García Vilasánchez cuando ocupaba su presidencia. Para ello se encargó un informe a la consultora McKinsey que cifraba en 395 millones de euros la inversión necesaria para modernizar el astillero, de los cuales 225 millones de euros irían a parar a la construcción de un dique cubierto para asemejarse al resto de sus competidores europeos.

El informe de la consultora cifraba en 395 millones de euros la inversión necesaria para poner en marcha este plan. De esta cantidad, 100 millones irían a parar al taller de sub-bloques que la dirección de Navantia sí tiene en marcha para el astillero ferrolano; 35 millones a la obra civil en los muelles; 35 millones al nuevo edificio de oficinas; y los 225 millones de euros restantes irían destinados a un dique cubierto que los sindicatos ven clave para garantizar la competitividad del astillero.

El documento calculaba que el coste medio de construcción de un buque se reduciría un 10% una vez ejecutada la inversión que, además, permitiría acortar los tiempos de producción un 25%. De este modo, tomando como referencia la construcción de una fragata tipo F-100 al año y dos buques anfibios LHD cada lustro, la inversión se recuperaría por completo en un plazo aproximado de nueve años, según los cálculos de los sindicatos, que ahora denuncian las reticencias de la cúpula de Navantia a ejecutar este plan.

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