La oleada de contratos de Navantia pasa de largo por la antigua Astano
El astillero de Fene encara la recta final de la plataforma para Portugal mientras Ferrol y Cádiz logran contratos millonarios para fragatas y corbetas
“Vivimos una situación de precariedad”. Con estas palabras denuncia Jorge Prieto, presidente del comité de empresa de Navantia en Fene la sequía de contratos que atraviesa el astillero. La antigua Astano, que en su día fue líder mundial en la construcción de cargueros y petroleros, ahora ve cómo su ámbito de actividad se queda encorsetado al de la eólica amarina, perdiéndose la oleada de contratos que la empresa pública se ha adjudicado en los últimos meses.
El astillero de Navantia en San Fernando (Cádiz) ya ha iniciado la construcción de la primera de las cinco corbetas para Arabia Saudí, mientras que desde las instalaciones de Ferrol (la antigua Bazán) han iniciado la cuenta atrás para hacer lo propio con las cinco fragatas F-110 que le fueron asignadas en el consejo de ministros de hace dos semanas. Mientras, al otro lado de Ferrol la ría se aceleran las negociaciones en busca de nuevos contratos que le permitan acabar con su particular sequía de contratos.
Un contrato tocando a su fin
El astillero de Navantia en Fene se encuentra en estos momentos en la recta final en la construcción de la plataforma semisumergible encargada por Windplus. El final de las obras está previsto para el próximo mes de junio para que, a continuación, se proceda a su instalación en aguas de Viana do Castelo (a menos de 30 kilómetros de la frontera con Galicia) en un parque eólico que contará con tres aerogeneradores.
Al margen de las tareas puntuales que el astillero realiza para el el último de los buques logísticos para Australia y de las que se prevé que realice para las cinco nuevas fragatas F-110, en el horizonte de la empresa solo figura otro gran encargo de calado. Se trata de las cinco unidades flotantes de eólica marina que Navantia construye en su UTE con la asturiana Windar (que se encarga del corte y curvado de chapa) para ser instaladas en Kincardine, frente a la costa escocesa. “El contrato se terminará en el segundo trimestre de 2020, pero consideramos que no es suficiente”, lamenta el presidente del comité de empresa de Navantia en Fene.
Las jackets vuelan a la Bahía de Cádiz
La antigua Astano ha visto en las últimas semanas cómo las instalaciones de Ferrol se adjudicaban el macrocontrato de cinco fragatas, pero también cómo el astillero de Puerto Real (Cádiz) lograba un pedido de 20 upper jackets (las estructuras de los parques eólicos marinos) para el Mar del Norte.
La noticia se conoció apenas unas semanas después de que el comité de empresa del astillero gaditano presentase un preaviso de huelga y de que se encerrase en las propias instalaciones como señal de protesta por la escasa carga de trabajo tras terminar su último petrolero encargado por Ibaizabal.
Poner un barco en grada
De esta forma, el astillero de Puerto Real desbancaba al de Fene, que fue el primero en especializarse en la eólica marina tras dejar de lado una construcción de buques civiles que la plantilla quiere retomar. “Ser centro experimental en la eólica marina está bien, pero no es suficiente. Lo que estamos deseando todos es poder ver un barco en nuestras gradas”, señala Jorge Prieto.
En la lista de contratos por los que puja en estos momentos Navantia para su astillero de Fene no figura ningún buque. Si un nuevo pedido de jackets para instalar en el extranjero en el que la carga de trabajo quedaría repartida con otra compañía local.