La minera de Touro se defiende: «No somos delincuentes»
El consejero delegado de Atalaya Mining, Alberto Lavandeira, asegura que no hay tóxicos en la roca ni se empleará ninguno para la extracción: "No existe riesgo"
Los impulsores del proyecto minero de Touro sacan las uñas para defenderse. Cansados de la oposición de lo que denominan “grupos ideológicos” que “deben pensar que los metales nacen en los árboles”, los responsables de Atalaya Mining alzan la voz para asegurar que “no somos delincuentes, sino todo lo contrario”.
Quien afirma esto es Alberto Lavandeira, ingeniero de minas y consejero delegado de la sociedad que, junto con Explotaciones Gallegas, promueve Cobre San Rafael. Esta compañía tramita con la Xunta la reapertura de la mina situada en los concellos coruñeses de Touro y O Pino, que ocupa una superficie de 700 hectáreas –tres veces más que la antigua explotación– y cuya actividad ha sido puesta en entredicho por colectivos ecologistas y partidos políticos. La minera los tilda de “iluminados” que solo se dedican a verter “puras amenazas sin datos concretos”.
En un acto celebrado este jueves en el que dio a conocer el proyecto a los medios, el máximo responsable de Atalaya Mining garantizó que “no existe riesgo”, aunque sí reconoce que la explotación tiene “un pasado” –lleva más de 30 años parada– y “un pasivo” que está detrás de los altos niveles de acidez en las aguas de la zona. La compañía asegura que se «hará cargo» de esa herencia y solventará las deficiencias.
“Lo que más me duele es que la gente dude de los técnicos, de la administración y de los sistemas de control”, lamentó Lavandeira, quien incidió en que las alegaciones de los distintos organismos durante la fase de tramitación –en la que se encuentra actualmente– están sirviendo para “mejorar” el proyecto presentado en 2017 y al que confían que la Administración dé el visto bueno este mismo año. “Pensamos que va a salir, sencillamente porque no hay razón para que no”, apuntó.
Sin tóxicos
Lavandeira negó la presencia de metales pesados en los lodos “sencillamente porque no los tiene la roca”, a lo que agregó que el proceso químico para obtener el cobre tampoco aporta “para nada” elementos tóxicos. “¡Dicen que vamos a acabar hasta con la merluza del gran Sol!”, exclamó en tono irónico.
Sobre la balsa, explicó que, a diferencia de la de Bama, en Touro, que “está diseñada para que rebose”, en la del proyecto de Cobre San Rafael “se podrá caminar” sobre los lodos y que la única parte de agua será “superficial”.
Alberto Lavandeira: “¡Dicen que vamos a acabar hasta con la merluza del gran Sol!”
Otro de los puntos polémicos es el que atañe al empleo. Sobre esta cuestión, Lavandeira también rechazó que sea “precario”, como denuncian los opositores al proyecto. Es más, afirmó que el 90% será indefinido, se primará la contratación de personal de la zona y, aún así “no va a haber suficiente gente” en los pueblos de alrededor para cubrir la demanda.
El proyecto en cifras
En su opinión, con todas estas afirmaciones “se está magnificando un problema que no existe”. La realidad es que la empresa lleva invertidos ya cinco millones de euros en investigación y en los casi 600 sondeos realizados. La inversión total prevista ronda los 200 millones de euros durante los 15 años de actividad, en los que se generarán 400 puestos de trabajo directos.
Durante el acto, también han desvelado cómo será el proyecto de regeneración de la zona, en el que no tendrán cabida los eucaliptos. “Me parece un pecado volver a plantar eucaliptos”, reconoce el consejero delegado, que aboga por replicar el modelo de Asturias, donde se emplearon manzanos y kiwis en la recuperación de los terrenos de una antigua explotación minera.
“Es una oportunidad para Galicia”. El proyecto que presentan, y que venden como “minería sostenible”, es más “una minería moderna, de calidad, con las mejores técnicas”, apostilló Lavandeira. Además, “se avecina una buena época para el cobre”, un elemento que, como recuerda, es fundamental para el desarrollo del vehículo eléctrico y la promoción de las energías renovables.