La justicia da esperanza a los franquiciados arruinados de DIA
Un juzgado de Cataluña condena a la empresa por vender una franquicia con un balance falseado
Pese a que el foco sobre DIA se centra en Mikhail Fridman y sus asignaturas pendientes para dominar la cadena de supermercados, existen otros conflictos que heredará cuando complete su opa. El magnate ruso se ha impuesto al consejo de administración, ha acelerado la autorización de la CNMV y ahora debe convencer a los accionistas y a la banca para que den el visto bueno a su proyecto. Pero, si lo hace, cuando tenga en su poder la compañía se encontrará con un problema: los franquiciados.
El conflicto de DIA con los franquiciados, que arrecia desde hace años, ha resucitado después de que el colectivo de afectados, representados por Asafras, haya recibido una buena noticia: la compañía ha sido condenada a pagar 101.033 euros a una franquiciada de Tarragona por falsear datos.
Esta sentencia, que puede ser apelada en la Audiencia Nacional, considera que la empresa entregó a una mujer un balance falso a la hora de firmar la venta de la tienda, indicando que dicho establecimiento tenía beneficios cuando en realidad era todo lo contrario, según publicó El Diari de Tarragona.
Economía Digital se ha puesto en contacto con distintos franquiciados, que han asegurado que el caso calca al de muchas otras personas que un día se embarcaron en el mismo proyecto. Desde Asafras, donde siguen recogiendo casos de afectados desde 2012, aseguran que esta sentencia da esperanzas en su batalla judicial, que sigue abierta.
La demanda de DIA se volvió en contra
El caso analizado, relata un conflicto entre una franquiciada y la matriz de DIA. La empresa presentó una demanda contra la empleada porque, según alegaba, ésta empezó en julio de 2013 a impagar pedidos, a generar una deuda importante y a desatender los pagarés emitidos por la adquisición de género.
También se señaló que la franquiciada, que regentaba dicha cadena comercial en la calle Gasòmetre de Tarragona, incumplía los horarios de apertura y de atención al cliente, lo que provocó el deterioro de la imagen de la cadena.
No obstante, tras observar el informe realizado por un perito, se destapó una práctica sospechosa. Este experto, economista, observó que DIA cambiaba la cuenta real de la franquicia, pasando de ser negativa a positiva, de forma que ya sabía cuando ofertó la tienda que era deficitaria, según probaron sus datos internos.
El fallo judicial, en el que la declaración de unos testigos fue clave, respalda esta tesis y asegura que DIA alteraba las cuentas de resultados para ofrecer al franquiciado un negocio rentable que realmente venía generando pérdidas, algo que nunca llevaría a una persona a entrar «en un negocio a sabiendas de la renta de rentabilidad, y mucho menos cuando no es un empresario con experiencia».
Un conflicto enquistado
La batalla judicial entre los franquiciados arruinados de DIA y la compañía lleva arrastrándose durante años. Los afectados han intentado vencer sin éxito en los tribunales con, al menos, cuatro abogados diferentes, tanto con nombres conocidos, como Marcos García Montes, como con otros sin tanto cartel, como David Perales o Emilia Zaballos. Todos ellos fracasaron al intentar unir las causas.
En cambio, a diferencia de las querellas y demandas colectivas, quienes decidieron ir a juicio en solitario tuvieron más suerte. Algunos casos en Cataluña, Villareal (Castellón) o Alicante han terminado con un resultado satisfactorio para los demandantes.
Algunos franquiciados de DIA denuncian, desde hace casi un lustro, que la multinacional española ha diseñado un esquema para exprimirles al máximo. El otro objetivo, añaden, es maquillar las cifras de negocios, con los royalties y los ingresos procedentes de la red de franquicias.
Los números presentados por la cadena de supermercados, cuyo estado económico es crítico, afloraron que en 2017 se cerraron 280 establecimientos franquiciados y en 2018 otros 245 bajaron la persiana.