La inflación tumba el plan de negocio del mayor rival de Altri en la fabricación de lyocell

La austriaca Lenzing, dueña de la mayor planta del mundo de lyocell y referente europeo en fibras textiles sostenibles, anula su previsión de beneficios para 2022 y advierte que está en peligro su estrategia hasta 2024

Stephan Sielaff, CEO de Lenzing AG/ Lenzing AG

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Un escenario adverso se cruza en los planes de la portuguesa Altri para construir una fábrica de fibras textiles en Palas de Rei (Lugo), el proyecto estrella impulsado por la Xunta para optar a los fondos europeos Next Generation. La innovadora planta, destinada a la producción de viscosa a partir de madera para abastecer a la industria de la moda, tendría muy pocas instalaciones equiparables en el mundo, a pesar del creciente uso de este tipo de material en el textil. El referente europeo es Lenzing, una compañía austriaca que factura más de 2.000 millones al año, pero que acaba de disparar las alarmas por la inflación y el deterioro «drástico» del mercado. Lo hace apenas unos meses después de poner en marcha la mayor planta de lyocell del mundo en Tailandia, uno de los materiales que pretende fabricar Altri en Lugo, y tras elevar un 25% sus ingresos en el primer semestre del ejercicio.

Todo parecía ir bien para Lenzing hasta entonces, pues incluso confirmó que acabaría el año con un ebitda «significativamente superior» al de 2021, cuando alcanzó los 362,9 millones. Sucedió un 3 de agosto, a pesar de la caída en los márgenes y en el beneficio que mostraban ya las cuentas de los seis primeros meses del año. En septiembre todo cambió. La compañía lanzó un profit warning, suspendió sus previsiones para este ejercicio y advirtió que estaba en riesgo su plan de negocio hasta 2024 en cuanto a los objetivos financieros, pues matizó que su enfoque estratégico a largo plazo no variaba. La consecuencia fue una caída en bolsa del 38% en poco más de un mes.

Lenzing sería una de las competidoras de Altri en el negocio de abastecer a la industria textil con fibras sostenibles si la pastera lusa pone en marcha su fábrica gallega. La escasez de actores en este sector, sin embargo, hace pensar que habría mercado de sobra para las dos y que incluso podría ser necesario para el grupo portugués la colaboración con la austriaca, que sonó como posible socio tecnológico para la planta de Palas de Rei.

Lenzing no lo ve claro

«Estamos experimentando distorsiones sin precedentes en los mercados de energía y materias primas, que están afectando el clima del consumidor y limitando significativamente nuestra visibilidad en el desarrollo comercial a corto y medio plazo». Así explica el consejero delegado de Lenzing, Stephan Sielaff, la decisión de suspender las previsiones para el actual ejercicio, que prometían un importante crecimiento de los ingresos, el ebitda y los beneficios. La compañía explica que la evolución en 2022 solo se puede estimar de manera limitada debido a la «extremadamente baja» visibilidad respecto a la demanda de sus productos y a la alta volatilidad de los costes en energía y materias primas.

Añade que la guerra en Ucrania, la política de cero Covid de China y el aumento de la inflación han tenido un fuerte impacto en la economía global, hasta el punto de que el Fondo Monetario Internacional redujo las expectativas de crecimiento al 3,2% frente al 6,1% del año pasado. «Este entorno de mercado drásticamente deteriorado está sobrecargando cada vez más el clima del consumidor, así como el sentimiento en las industrias relevantes para Lenzing. Como resultado, las expectativas respecto a las perspectivas comerciales volvieron a disminuir significativamente», dice la compañía.

Apoyándose en sus nuevas fábricas de Tailandia y Brasil, el grupo considera que su estrategia a largo plazo es la correcta. La hoja de ruta pasa por impulsar las fibras «especiales biodegradables», es decir, de mayor valor añadido; invertir en energías renovables en todos sus emplazamientos; asegurar el suministro con su planta de pasta soluble de Brasil; y crecer con sus cuatro marcas de referencia –Tencel, Lenzing, Ecovero y Veocel– para que generen el 75% de los ingresos. Sin embargo, la compañía austriaca admite que el plan de negocio y los dividendos previstos también para 2024 están «en riesgo» con el escenario actual.

Un plan para conseguir 1.000 millones de ebitda

Para el cierre de 2024, el plan estratégico de Lenzing prevé un ebitda de 800 millones, frente a los 363 millones de 2021. La deuda, que asciende a 1.502 millones, debería situarse por debajo de 2,5 veces el ebitda, mientras que el ROCE, un indicador de rentabilidad que relaciona los beneficios obtenidos antes de impuestos e intereses con el capital empleado para conseguirlos, superaría el 10%, dos puntos más que el 8,1% de 2021. El objetivo financiero final de la estrategia corporativa, que curiosamente la compañía presentó en junio de este mismo año, sería obtener más de 1.000 millones de ebitda en 2027, con un ROCE por encima del 12%. Ahora, el plan parece estar a punto de saltar por los aires.

Las dificultades del grupo austríaco cogen a Altri preparando su desembarco en Palas de Rei, aunque todavía sin confirmar si ejecutará la inversión necesaria para construir la planta. La pastera lusa indicó que tomará la decisión sobre los más de 700 millones que requiere la factoría en junio de 2023. Para entonces debería estar más claro si va a recibir fondos europeos para construirla y si cuenta con los socios adecuados para el desarrollo del proyecto.

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