La Guardia Civil investiga al mayor vendedor de jamón ibérico por fraude
La Guardia Civil abre expedientes contra Comapa, el mayor vendedor de jamón ibérico de España, tras visitar por sorpresa varios supermercados Carrefour
El mayor vendedor de jamón ibérico en España está siendo investigado por la Guardia Civil por un presunto fraude alimentario y por irregularidades en el etiquetado del producto.
Los agentes de Seprona de la Guardia Civil han visitado varios establecimientos Carrefour las últimas semanas para inspeccionar los jamones de Comapa, líder del ibérico en España con marcas como Oro de Granada, La joya del Jabugo y Aurum.
La Guardia Civil ha confirmado a este medio que desarrolla una investigación para perseguir el fraude alimentario en el jamón ibérico y las irregularidades con el etiquetado que se rige por la ley aprobada por el ex ministro de Agricultura Miguel Arias Cañete.
Un jamón de Comapa se vende en Carrefour por 195 euros cuando estos jamones suelen rondar los 300 euros
La unidad encargada del caso ha informado que el operativo forma parte de una investigación anual que desarrolla el cuerpo policial para detectar posibles fraudes.
La Guardia Civil habría visitado una treintena de establecimientos en varias localidades españolas para levantar actas sobre las irregularidades detectadas, según han informado a este diario fuentes cercanas a la investigación. Un portavoz del cuerpo policial ha ratificado que la investigación continúa en pleno desarrollo y que los resultados podrían hacerse públicos a finales de enero.
Comapa es un gran comercializador de jamón ibérico que compra las piezas a pequeños proveedores de toda España que crían, engordan y sacrifican a los cerdos. La empresa se encarga de la curación y comercialización del producto. El precio de los jamones de bellota investigados son imbatibles y se encuentran por debajo de otros productores. La pieza de siete kilos se vende en Carreofur por 195 euros cuando el precio de estos jamones suelen rondar los 300 euros.
Jamones sin precintos
Este diario ha llamado a la empresa para conocer si se han cometido irregularidades en la venta o en el etiquetado del producto. En un primer contacto, un trabajador del departamento de calidad reconoció que algunas piezas no contaban con los precintos que exige la ley para distinguir los tipos de jamones.
De acuerdo con la normativa, cada jamón debe ir acompañado de unos precintos de colores que determinan la categoría del cerdo en función de su procedencia (100% ibérico o cruzado) y de su alimentación (alimentado con bellota o con pienso). Estos precintos son conocidos en el sector como “bridas”.
El trabajador justificó la ausencia de los precintos por algún problema de manipulación posterior a la fabricación, pero explicó que la empresa nunca ha intentado vender un jamón barato como cerdo ibérico de bellota.
En una respuesta posterior, dos directivos de Comapa explicaron a este medio que no tienen constancia de la investigación de la Guardia Civil. Los directivos aseguran que la empresa ha cumplido con todos los requisitos exigidos por la ley y que en ocasiones los precintos de colores que certifican la autenticidad de las piezas pueden romperse o perderse. Pero eso –aseguran– no significa que la empresa esté cometiendo fraude.
Comapa está presidida por Blai Parés y su accionista de referencia es el gigante cárnica catalán Vall Companys
La compañía explica que entregó a Carrefour toda la documentación exigida para corroborar la autenticidad de los jamones ibéricos que vende. Escuchadas las alegaciones de la empresa, la Guardia Civil deberá determinar si Comapa, líder indiscutible del sector con diferentes marcas, intentó vender jamones de cebo como ibéricos de bellota.
Comapa forma parte de la empresa Osona Intensiva, que facturó 250 millones de euros y obtuvo siete millones de euros en beneficios en 2015, según los últimos datos presentados en el Registro Mercantil. La empresa facturó, sólo en jamón ibérico, 120 millones de euros, 23 millones más que el año anterior, según un informe de Alimarket.
Comapa está presidida por el empresario Blai Parés Dachs y tiene un accionista de referencia: el gigante cárnico catalán Vall Companys, dueño de mataderos, plantas avícolas y con fuerte crecimiento en el negocio del jamón curado.