La filial que Copasa traslada de Cataluña a Galicia apenas tiene negocio
La ventas de Pesa Medioambiente, filial catalana de Copasa, caen de forma drástica, está en pérdidas y en proceso de despidos
No es precisamente una joya lo que se trae Copasa a Santiago con su decisión de trasladar el domicilio social de su filial Pesa Medioambiente. En pleno furor de cambio de sedes por el conflicto catalán, el grupo que preside José Luis Suárez ha decidido un traslado que, teniendo un claro trasfondo político y de seguridad jurídica, responde también a la oportunidad para llevar a cabo un giro radical a la actividad de Pesa, que estaba en declive en la comunidad catalana.
De hecho, Pesa apenas tiene negocio actualmente en Cataluña. Sus últimas cuentas de resultados, correspondientes a 2015 y presentadas en el Registro Mercantil, describen una sociedad que, lejos de haber superado la crisis, se encuentra en pleno proceso de recortes. Es cierto que Pesa depende de las Administraciones públicas en gran parte de su actividad, pero no lo es menos que su negocio, a través de UTEs, se había diversificado de forma sustancial en los últimos años.
Batacazo en ventas
Pesa Medioambiente, que es 100% de Copasa y tiene de administrador único al ejecutivo Rafael Arín Abad, estaba domiciliada hasta ahora en San Cugat del Vallès. Sus ventas en el último año, en 2016, sufrieron un auténtico batacazo, hasta situarse en 4 millones de euros, frente a los 20,1 millones que había ingresado un año antes, en 2015. La compañía también se situó en números rojos, por importe de 473.000 euros, frente a los apenas 49.000 euros que había ganado el ejercicio precedente. Su patrimonio neto y pasivo también ha registrado una sustancial merma: de los 20,8 millones en 2015 a unos 8,7 millones del año pasado, según datos de la propia compañía.
Toda esta situación también ha repercutido en el empleo que genera la filial catalana de Copasa. La compañía arrancó el año con 28 empelados, frente a los 32 trabajadores de 2016. Sin embargo, la reducción de empleo es una constante durante el presente ejercicio. El pasado mes de marzo salieron otros cinco trabajadores de Pesa Medioambiente, consecuencia, según señala la propia empresa, «de la adaptación de la estructura de personal a la disminución de actividad y a la redefinición de la estrategia de la sociedad».
Menos contratos públicos
«El largo periodo de crisis de la economía española derivó en una ralentización de la actividad económica que supuso una reducción significativa del volumen de inversiones, tanto en el sector público como privado, que repercutió directamente en la disminución de las ventas de la empresa», advierten sus gestores, «lo que provocó el deterioro generalizado del sector en el que desarrolla su actividad afectando especialmente a las obras de depuración de aguas, donde los principales clientes son administraciones públicas».
En la memoria de la compañía que ahora traslada su sede de Cataluña a Santiago queda clara la situación: «Como consecuencia del descenso de la actividad de la sociedad, insuficiente para absorber los costes de estructura, y debido a los resultados negativos obtenidos en diversas obras ejecutadas fundamentalmente a través de Uniones Temporales de Empresas, las pérdidas de explotación de se han situado en 329.329 euros en el ejercicio 2016». La compañía aclara que, pese a la situación, las cuentas «se formulan de acuerdo con el principio de empresa en funcionamiento», en gran medida derivado del pulmón de su matriz, Copasa.