La estafa de los bitcoins podría alcanzar los 40 millones defraudados en Galicia
El caso Arbistar, que investiga la Audiencia Nacional, atrapa a personas sin ningún conocimiento en criptomonedas a los que prometían un rendimiento de hasta el 15% al mes por su inversión
La Audiencia Nacional investiga una estafa con bitcoins que atrapó a cientos de personas en Galicia y a miles en España bajo la promesa de ofrecer fuertes rendimientos, de entre el 8% y el 15% mensual. Una empresa radicada en Tenerife, Arbistar 2.0 SL, armó una operativa para captar dinero de inversores con el anzuelo de la compraventa de criptomonedas, el conocido como arbitraje entre exchange. En la fase inicial de la investigación se estima que pudo captar hasta 100 millones de los clientes, aunque fuentes del caso estiman que la cantidad defraudada podría ser mayor y que en Galicia podría situarse entre los 40 y los 50 millones.
El despacho especializado en derecho bancario Oulego Abogados, con oficinas en Santiago, lleva la denuncia de una treintena de personas que han destinado a Arbistar un millón y medio de euros. El letrado José Ramón Oulego explica que el caso tiene similitudes con las preferentes de la banca pues los inversores, muchos de ellos personas mayores, carecen de conocimientos sobre los bitcoins y sobre el sistema de arbitraje. “Es algo parecido a dejarle a un experto en bolsa tu dinero para que lo mueva en mercados secundarios y consiga rentabilidades. Solo que en este caso es una presunta estafa para quedarse con la inversión”, explica el abogado.
Un auto del 21 de abril del juez José Luis Calama recalcaba que la trama afecta a inversores de más de 30 audiencias provinciales, por lo que no había duda de la competencia de la Audiencia Nacional tanto por la cantidad defraudada como por el número de personas afectadas. «Sin duda alguna, tales datos nos situarían ante la mayor trama piramidal cometida hasta la fecha en relación con la inversión en criptomoneda«, señalaba el juez.
La Audiencia Nacional atribuye a los investigados presuntos delitos de estafa agravada, organización criminal y delito continuado de falsificación en documento mercantil. El administrador único de Arbistar, Santiago Fuentes Jover, está imputado y en libertad provisional sin fianza en un proceso que llevaba el juzgado de instrucción de Arona (Tenerife) antes de su inhibición en favor de la Audiencia Nacional.
La expansión de la estafa
El funcionamiento de Arbistar pretendía captar clientes mediante el boca a boca, hasta el punto de ofertar un “plan amigo” que compensaba a clientes si traían a nuevos inversores. Para ello, la empresa cumplía con los primeros pagos en base a las rentabilidades prometidas, generalmente los sábados, pero al pasar unos meses ponía alguna excusa, como un “fallo informático”, para paralizarlos. Ese tiempo permitía elevar el número de inversores o incluso hacer que los propios clientes destinaran más dinero a Arbistar.
“Lo que esta trama hizo presuntamente fue utilizar una parte del dinero obtenido de los inversores para entregarlo a otros inversores anteriores en pago de los altos intereses convenidos, lo cual generaba una gran confianza en ellos acerca de que su inversión era segura y muy rentable, de suerte tal que ellos mismos se incentivaban para invertir una mayor cantidad de dinero con la esperanza de obtener un beneficio aún mayor», explica el juez.
«Mientras se obtienen nuevos clientes la pirámide crece, pero cuando dejan de existir el montaje se cae. En este tipo de estafas de captación de fondos la insolvencia va creciendo exponencialmente en la misma proporción en que lo hacen los fondos que se van captando. El engaño se sustenta en el cumplimiento inicial de la prestación, y en el pago de unos sustanciales intereses o ganancias con cargo a los nuevos fondos captados», insiste.
Los clientes carecían de control sobre la inversión
Desde la perspectiva del cliente, el funcionamiento era de lo más complejo, sobre todo, como es el caso, si no están familiarizados con los bitcoins. Sin embargo, ofrecía una rentabilidades astronómicas, impensables para los productos bancarios tradicionales.
Los inversores creaban una cuenta exchange para realizar acciones de compra venta y daban de alta un monedero electrónico donde almacenar criptodivisas. A la par, debían crearse un usuario en Exchange Coinbase –plataforma de comercio de criptomonedas con sede en San Francisco (California), que ofrece servicio de intercambio de criptomonedas y monedas fiduciarias en alrededor de 32 países– y efectuar una transferencia por el valor de su inversión a una cuenta bancaria de la que Exchange Coinbase es titular en Estonia.
Una vez que se recibía esa transferencia, ésta era ingresada en el monedero electrónico del inversor. A partir de ese momento, debían hacer aportaciones a los monederos electrónicos de Arbistar 2.0 SL, que se quedaban con ese dinero al menos durante los dos meses siguientes, por lo que el usuario perdía todo control sobre la inversión.