Amancio Ortega deja a cero su inversión en ladrillo el año del Covid
Pontegadea, el brazo inversor de Ortega y que se nutre de los dividendos de Inditex, no lleva a cabo ninguna adquisición inmobiliaria relevante este 2020
Troy Block y Albor Blocks, en Seattle (EEUU), donde se encuentran las oficinas del gigante Facebook, el 815 de Connecticut Avenue en Washington DC o el mítico Post Building londinense… Son solo algunas de las adquisiciones inmobiliarias que Amancio Ortega, el fundador y primer accionista de Inditex, realizó en 2019 a través de su brazo inversor, Pontegadea, que cerró el año con una cartera inmobiliaria valorada en más de 15.000 millones de euros. Sin embargo, en lo que va de 2020, el holding pilotado por Roberto Cibeira, no ha comunicado ninguna nueva inversión de relumbrón en el negocio del ladrillo. Y eso que el propio consejero delegado indicó en una entrevista concedida a Financial Times a principios de marzo, antes de que el Covid-19 se transformarse en una pandemia mundial, que el grupo tiene el mandato de invertir unos 2.000 millones de euros anuales de la fortuna del empresario gallego.
En lo tocante al negocio inmobiliario de Amancio Ortega (a través de Pontegadea también gestiona sus participaciones empresariales) dos cuestiones fundamentales han frenado su espectacular ritmo inversor este 2020. La primera y más obvia es la propia crisis del coronavirus, que ha dejado el mercado inmobiliario global prácticamente paralizado a la espera de conocer la evolución de la pandemia. La segunda causa, el hachazo a los ingresos financieros que Pontegadea recibe cada año vía dividendos de Inditex y con los que acomete sus compras.
Pontegadea: 1.640 millones vía dividendos en 2019
Si bien desde Pontegadea, en línea con su habitual discreción, no se hacen manifestaciones al respecto, las cuentas son sencillas. El año 2019, el holding empresarial registró unos ingresos por dividendos de sus sociedades participadas de 1.640 millones de euros (1.396 en 2018). De estos, los dividendos aportados por Inditex se elevaron hasta los 1.626 millones de euros. La cantidad deriva de la participación accionarial del 50,01% de la textil que ostenta la sociedad Pontegadea Inversiones y del 9,28% en manos de Partler 2006 (esta participación fue traspasada en julio de este año a la sociedad de nueva creación Partler Participaciones). Hay que recordar que de Pontegadea también cuelgan una participación de un 10% en Telxius y otra de un 5% en Enagás.
Sin embargo, este 2020, los ingresos procedentes por esta vía se derrumbarán debido a la decisión de Inditex de no repartir dividendo extraordinario. El pasado verano, la Junta General de Accionistas de Inditex acordó la distribución de un dividendo de 0,35 euros brutos por acción que se hará efectivo el próximo 2 de noviembre. Este será el único pago que realice la multinacional textil con cargo a los resultados de 2019 ante el impacto de la crisis del coronavirus. Y es que los accionistas acordaron también mantener en suspenso el abono del dividendo extraordinario de 1 euro que la textil se había comprometido a distribuir entre los ejercicios 2018, 2019 y 2020.
Casi 1.000 millones menos
De este modo, Inditex repartirá este noviembre entre sus accionistas un dividendo que asciende a 1.090 millones de euros, de los que 646 millones irán a parar a las sociedades del grupo Pontegadea mientras que el año pasado distribuyó entre dividendo ordinario y extraordinario más de 2.740 millones de euros. En resumen, el holding inversor de Amancio Ortega percibirá este ejercicio casi 1.000 millones menos de Inditex.
Sin embargo, y aún con el dividendo mutilado, la realidad es que Pontegadea podría seguir comprando activos inmobiliarios este año si así lo quisiera. Al margen de lo que percibe vía dividendos, hay que tener en cuenta que el propio negocio inmobiliario del grupo genera ingresos: 621 millones de euros en concepto de rentas y alquileres el año pasado, un 20% más que en el ejercicio precedente (es previsible que esta magnitud caiga debido a la renegociación de alquileres experimentada en todo el mercado inmobiliario en general durante los meses del confinamiento). Además, y si bien no es habitual que acuda a los bancos, Pontegadea podría recurrir a la financiación bancaria. El balance del grupo a cierre de 2019 contabiliza una deuda financiera de poco más de 1.000 millones de euros, una cantidad que no es especialmente significativa comparado con las magnitudes del grupo, que cerró el pasado ejercicio con un resultado de 1.778 millones de euros y un patrimonio neto de 25.192 millones de euros (1.699 millones más que en 2018).
Un riesgo contenido frente al Covid
Es por este motivo por lo que fuentes cercanas a la compañía indican que, al margen de la caída en ingresos por dividendos, es la actual situación del mercado lo que ha determinado el brusco frenazo en la creciente apuesta de Ortega por el ladrillo. A fin y al cabo, a pesar de la crisis económica desatada por el Covid, las previsiones del propio grupo indican que este tiene músculo suficiente para resistir.
Las últimas cuentas de Pontegadea remitidas al Registro Mercantil indicaban que, aunque a la fecha de elaboración de las mismas «aún no se habían identificado efectos adversos significativos en la actividad», era posible que la pandemia pusiese de manifiesto «actuaciones que afecten a los ingresos por arrendamiento y a los flujos de efectivo previstos«. «En este contexto, los administradores han evaluado los posibles efectos de esta situación sobre las operaciones y la situación financiera y de liquidez del subgrupo inmobiliario. Las conclusiones alcanzadas indican que este dispondrá de liquidez suficiente y podrá hacer frente a sus obligaciones y continuar sus operaciones con normalidad«, advertían. Los administradores del grupo «mantienen una supervisión constante de la evolución de la situación con el fin de afrontar con éxito los eventuales impactos tanto financieros como no financieros que pudieran producirse».
Habrá por tanto que esperar tanto al cierre de ejercicio de Inditex como a conocer la evolución del Covid-19 para determinar cuándo Pontegadea volverá a recobrar el apetito por el ladrillo.