La concesionaria de la AP-9 afronta vencimientos de deuda de mil millones
Solo las obligaciones que deberá devolver Audasa el próximo año ascienden a 100 millones, y seguirán durante otros siete ejercicios
Audasa es para sus propietarios un producto financiero. Poco más. Tal es la estructura del balance de la compañía gestora de la AP-9 que todos sus vencimientos de deuda son cubiertos por nuevas emisiones. Los que tendrá que afrontar en los próximos siete años ascienden a prácticamente mil millones de euros. Con un 2017 despejado, será el próximo año cuando Audasa tendrá que devolver 95,3 millones a sus obligacionistas. Y así hasta 2025. Los vencimientos de deuda de la Autopista del Atlántico serán determinantes en el proceso de venta en el que está inmersa Itínere, la propietaria de la gestora de la AP-9.
Para Audasa, la última emisión de obligaciones data del pasado abril de 2016, cuando colocó 66,8 millones. Se sumaba esa operación a otra realizada en 2015, cuando emitió otros 63,4 millones en obligaciones. Un año antes, a mediados de 2014, eran un total de 204 millones los que «levantó» con otra colocación similar, que venía a ser una ampliación de la realizada a comienzos de ese año. Otros 195 millones de euros. Desde 2010, Audasa va a emisión por año, en gran medida orientadas a cubrir los vencimientos de deuda que va teniendo. Es decir, en el año en que una emisión está a punto de vencer, la gestora de la AP-9 activa otra, con anterioridad, hasta cubrir el importe de lo que tiene que devolver.
Cascada de vencimientos
La deuda financiera de Audasa está integrada, según las cuentas del grupo, por siete emisiones de obligaciones fiscalmente bonificadas, cuyo importe total asciende a 1.065 millones de euros. Con ese nivel de deuda parece moverse con comodidad la gestora de la AP-9.
El 2017 será un año libre de vencimientos para la compañía, no así el 2018, cuando deberá devolver 95,3 millones. El cuadro de amortizaciones del grupo marca otro hito en 2020. Serán otros 400 millones, a los que se sumarán 66,1 millones un año después. Será cuando avancen los primeros años de la nueva década cuando llegarán las devoluciones más abultadas para la compañía, con 180 millones los vencimientos en el año 2022. El grueso de las amortizaciones se completará con otros 193 millones, a devolver en 2023, y 63,4 millones en 2025.
La ampliación de la concesión
Ha sido la ampliación de la concesión, hasta 2048, lo que permite a Audasa operar con cierta holgura. Así lo reconoce la compañía. «El amplio período concesional restante», señala la filial de Itínere en sus folletos de emisión, «permite que las refinanciaciones de deuda se puedan realizar sistemáticamente». Así de sencillo. «El riesgo queda mitigado al ser negocios con ingresos recurrentes, cash-flows (beneficios más amortizaciones) crecientes y períodos de concesión a largos plazos».
Los gestores de Audasa también se defienden: «El contrato de concesión establece un límite máximo de financiación del activo concesional mediante recursos ajenos del 90% de la inversión total en la autopista». Audasa, explican, «cumple con los límites regulados en su contrato de concesión», que establece en un sextuplo del capital social desembolsado la capacidad máxima para emitir obligaciones. Audasa está perfectamente engrasada como una máquina de endeudamiento.