La Cambra de Barcelona avisa de que la ocupación tardará ocho años a volver a niveles de 2007

La institución señala que la economía olvidará el declive de la crisis en dos años y reclama que la exportación no decaiga con la recuperación

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La economía catalana tardará dos años en dejar atrás los estragos de la crisis y recuperar la fortaleza de 2007. La salida del pozo tendrá un gran lastre: la ocupación. «Tendremos que esperar ocho años» para reconquistar el nivel de empleo que se tenía justo antes de que explotara la burbuja inmobiliaria, asegura el director de estudios de la Cambra de Comerç de Barcelona, Joan Ramon Rovira.

La institución ha avanzado parte del estudio macroeconómico sobre Cataluña que dará a conocer a finales de mes en la presentación de la nueva edición de su plan de acción internacional. La organización dirigida por Miquel Valls se muestra optimista. A pesar de que aún se sufren las consecuencias de la recesión, la recuperación iniciada está «por encima de la media europea» y tiene «bases sólidas».

Retos de la exportación

La Cambra indica que el PIB catalán lleva ocho trimestres de crecimiento ininterrumpido y estima que en el ejercicio en curso su expansión se situará por encima del 2%. Señala que la competitividad empresarial ha avanzado sustancialmente, tanto en salarios como en productividad, y que la fortaleza de la exportación será clave para acabar de pasar página a la crisis.

Para consolidar las ventas internacionales y eludir el saldo comercial exterior negativo, hecho que comprometería de nuevo la actividad si llega otra recesión, la Cambra marca retos a los empresarios. Asegura que las ventas al extranjero están demasiado concentradas en Europa; se dan en sectores concretos (la química representa el 48%) y el 46,6% las realizan las 100 primeras compañías catalanas.

Internacionalización

La cúpula de la Cambra es consciente de que los actuales niveles de exportación se han dado por necesidad. Ante un mercado cerrado, las compañías han tenido que buscar alternativas si no querían desaparecer. El tejido empresarial se ha reducido y aún hay riesgos, como la pérdida de confianza de los mercados por el futuro de Grecia.

La institución reivindica una exportación que se entienda como la internacionalización de la cartera de clientes, no en ventas puntuales para salvar el balance.

Falta de compromisos de Artur Mas

La reivindicación de la institución ha tenido un marcado carácter internacional. El presidente de la Generalitat, Artur Mas, y el consejero de Empresa, Felip Puig, han asistido a la presentación. Los empresarios buscaban algún compromiso por su parte, pero el presidente los ha eludido. Su discurso ha sido de carácter político y con otra reivindicación distinta de telón de fondo: la del proceso soberanista.

Mas se ha felicitado por las «tres décadas que hemos estado orientados al exterior»; ha defendido las embajadas internacionales: «tenemos que hacer oídos sordos a polémicas absurdas del Estado que dicen que no nos tenemos que ocupar de la acción exterior, nadie conoce el tejido productivo como nosotros»; y ha recordado que no sólo la exportación catalana crece por encima de los niveles de la zona euro, «también la producción industrial».

«Cataluña ya estaría entre los 10 primeros países de la Unión Europea en exportación si las ventas en España se contaran como exportación», ha reivindicado. La única promesa que ha hecho el presidente a la sala ha sido que la nueva regulación de la Formación Profesional (FP) estaría lista antes de que termine la legislatura. Ha sabido a poco.

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