Just Eat ultima la batalla final para imponer su monopolio envejecido
Just Eat prepara un plan de inversión para inyectar 22 millones de euros en la expansión de un modelo que muestra síntomas de obsolescencia
Al viejo monopolio de Just Eat ha llegado un joven intruso y la compañía responderá como sabe: inyectando dinero e intentando liquidar a la competencia con cash.
Just Eat ha envejecido pero la compañía sigue apostando por su modelo de reparto de comida 1.0. Sus cifras son óptimas y tiene dinero para seguir comprando mercado y ahogando a los competidores. Pero su modelo de negocio comienza a mostrar grietas ante los nuevos rivales que perfeccionan el modelo de comida a domicilio 2.0.
Just Eat fue desarrollado como el medio que pone en contacto a los compradores con los restaurantes, pero los establecimientos debían poner toda la infraestructura (moto, bicicletas y repartidores) para llevar los encargos.
Ahora, el modelo 2.0 está poniendo en jaque al monopolio creado en Dinamarca en 2001 y con sede central en Londres. Se trata de Glovo, Deliveroo y, especialmente Uber Eats, todos con cadenas de reparto propias que perfeccionan las entregas con logaritmos cada vez más eficientes y complejos.
Se trata de un modelo mucho más agresivo para la venta. Por un modelo que establece comisiones por entrega, los Glovo, Deliverro y Uber Eats, ponen toda la infraestructura de los restaurantes para llevar la comida a los clientes. Se trata de un modelo más completo y agresivo pero que también carga con un enorme lastre: hasta ahora el modelo creciente y cada vez con mayor popularidad no logra beneficios y se ha convertido en un pozo sin fondo para continuar la expansión.
Mientras tanto, Uber Eats, sigue ganando dinero y muestra cifras sólidas. Cuenta con un monopolio de facto prácticamente en todos los países en los que opera y tiene dinero para seguir creciendo.
Envejecidos, pero con buenos números
La compañía prepara, al menos, el desembolso de unos 22 millones de euros en los próximos dos años para lograr acuerdos con cadenas de restaurantes similares a Mc Donald’s, según explica un informe financiero de Deutsche Bank, que valora de forma positiva la nueva dirección de la compañía.
Hasta ahora, el foco había estado en captar restaurantes individuales, pero los nuevos enemigos como Uber Eats obligan a un cambio estratégico. Just Eat avanza en la expansión también a segundas y terceras ciudades en los países donde opera: Dinamarca, Reino Unido, Canadá, Irlanda, Francia, Suiza, Noruega, Italia, España, Brasil, México, Australia y Nueva Zelanda.
“Ellos aseguran que su modelo es completamente diferente al de Deliveroo y Glovo. Se consideran un marketplace no una empresa logística. De hecho, en España, se niegan a ampliar al equipo que repartía con La nevera roja y sólo mantienen a algunos repartidores por «márketing». Siguen empecinados en que el reparto no es su modelo y que ellos solamente son un intermediario”, explica un allegado a la compañía.
Jesús Rebollo, el director general de la empresa en España, también aclara en su entorno que las nuevas compañías que abarrotan las ciudades españolas con bicicletas y motos no son su competidor directo. Mientras Deliveroo, Uber Eats y Glovo continúan su guerra por el mercado, Just Eat planifica el asalto a las grandes cadenas de comida rápida de pizzas y hamburguesas, con el foco de retener el mercado inglés.
“Dejé de utilizar Just Eat porque la comida comenzó a llegar tarde, fría y en mal estado y eso perjudica nuestra imagen”, explica un empresario que ahora trabaja con Deliveroo, explica el propietario de una cadena de comida rápida de una decena de locales en España.
Just Eat ha perdido el 15% de su valor en la bolsa londinense después de la presentación de los resultados del primer semestre de 2017, en el que la facturación creció 44% con respecto al mismo período del año anterior. A pesar del buen resultado, los inversores muestran sus reticencias de un modelo que se resiste a evolucionar.