Juan Roig repudia la optimización fiscal: »Mercadona paga todos sus impuestos»
El empresario reclama que las empresas aporten a la sociedad lo que ésta necesite para garantizar el funcionamiento del estado de bienestar
Juan Roig quiere navegar en los próximos meses con suma prudencia. Sabe que España vive una situación complicada, con nuevas elecciones en el horizonte, ante la imposibilidad de lograr un gobierno estable. Y ha decidido no entrar en el debate. «Los políticos deben decidir, no es cosa nuestra», aseguró este jueves en la presentación de los resultados de Mercadona, en Puçol (Valencia).
Pero Roig sí tiene claro que todas las empresas deben pagar los impuestos que les correspondan, sin entrar en el debate sobre qué sería más conveniente, si una nueva reforma fiscal, o aplicar los tipos impositivos que realmente están fijados por ley, un asunto que está sobre la mesa, en función del gobierno que se acabe acordando. De hecho, parte de una máxima. A Roig le gusta pagar impuestos, señal de que gana dinero, y de que la empresa avanza.
Con unos resultados que demuestran que «Mercadona va bien», con beneficios en 2015 de 611 millones de euros, que mejoran en un 12% los resultados del anterior año, Roig ofreció el dato fiscal: una contribución de 1.497 millones de euros al fisco en 2015, de los que 662 corresponden a la Seguridad Social, 243 al impuesto de sociedades, 509 a la recaudación por IVA y por IRPF, y 83 millones por otros impuestos y tasas.
«Los servicios a la sociedad se sacan de la recaudación de todos los impuestos, para que funcione bien el sector público, y las empresas cumpliremos lo que fijen los políticos, es lo que tenemos que hacer», insistió Roig, con la impresión de que no hay nada excepcional en esa actitud. La empresa mantiene una idea, la de compartir el beneficio general.
En contra de «las malas prácticas»
Otros cálculos elevan ese porcentaje al 17%, pero, en cualquier caso, es menor que el que pagan las pymes, o Mercadona, como recordó Roig. «Sean del Ibex o no, las empresas deben pagar los impuestos que toquen», aseguró. Y añadió: «Lo que hay son malas prácticas, y Mercadona está en contra de esas malas prácticas», en relación a una circunstancia que no puede ignorar ningún empresario valenciano: el clima extraño en la Comunitat Valenciana, uno de los grandes centros de la corrupción en España, vinculada, principalmente a los casos que han salpicado al PP.
Los proveedores deben hacer «lo que haga falta»
«Nuestro plan es que en 2020 todos ganen dinero, y que todos ellos hagan lo que haga falta, si se tienen que unir, que lo hagan, pero todos formamos parte de una gran cadena», aseveró Roig.
Mira a sus ejecutivos, entre ellos, una de sus hijas, Juana, y subraya que le quedan años, que su sucesor está «entre mis hijas y los 75.000 trabajadores de la empresa», pero advierte de que tiene en su cabeza algunos nombres.
¿El comercio electrónico? No es cosa de Mercadona
Los números de Mercadona abruman. Está todo estudiado. Al detalle. Los palés en los camiones se calculan uno a uno. Y los huevos «han perdido aire». ¿Qué quiere decir? Que mejor colocados en los camiones se pueden apilar tres palés, en lugar de dos, y eso logra reducir en medio céntimo el huevo, y es que se distribuyen cinco millones de huevos al día.
Por último, Roig sentencia: «Todo es turismo», al destacar que las tiendas de Mercadona pretenden servir a todo el mundo, y que el turismo es esencial en España, y que «está presente en todos lados», y que no se puede calcular sólo el turismo de los hoteles. Producto de esa filosofía, Roig, por ahora, no quiere saber nada del comercio electrónico.
«No sabemos buscarle la rentabilidad al comercio electrónico, donde tenemos pérdidas, que para nosotros sólo representa un 1%, así que nos vamos a seguir concentrando en el 99% de nuestros clientes, en el comercio presencial». Pasa del comercio on line. Lo suyo sigue siendo el «jefe», el cliente que entra en todas las tiendas repartidas por toda España.