Isabel Castelo, la enigmática vida de la dueña de Ocaso

Forbes atribuye una fortuna de 800 millones a la discreta propietaria de Seguros Ocaso, que recibe este año la Medalla de Oro de Galicia

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La discreción está grabada en su ADN. Isabel Castelo d´Ortega y Cortés, la dueña de Seguros Ocaso distinguida este año entre los ilustres que recibirán la Medalla de Oro de Galicia, lleva una enigmática vida entre Oleiros y Madrid que apenas se ve alterada. Hay un motivo. En su día consuegra de Cristóbal Colón de Carvajal y Maroto, vicealmirante de la Armada asesinado por ETA en 1986 en la madrileña urbanización de El Viso, vive desde entonces abonada al más gris de los silencios, que ha sabido rentabilizar en beneficio de su propia empresa, Ocaso, quizá la aseguradora española menos transparente.

Tan rica como desconocida, también en la tierra que la vio nacer, Isabel Castelo preside y hasta hace no mucho se implicaba en el día a día de una compañía que genera un beneficio de 98 millones de euros (el dato, del Registro Mercantil, es de 2015, un año antes fueron 121 millones) y emplea a 2.200 trabajadores. Forbes estima su patrimonio en unos 800 millones.

Forbes estima el patrimonio de la dueña de Ocaso en unos 800 millones de euros

Desde su despacho en un emblemático edificio del número 23 de la calle Princesa, de Madrid, la presidenta de Ocaso pilota un grupo que se ha aupado al segundo puesto del ranking nacional en el ramo de decesos y del que cuelgan hasta una quincena de filiales. La cuota de mercado en decesos de Ocaso, solo por detrás de Santalucía, se sitúa en el 21,7%.

Los veranos de Oleiros

Su hija Isabel de Mandalúniz Castelo, vicepresidenta ejecutiva y accionista también, está casada con Cristóbal Colón de Carvajal y Gorosabel, el hijo del vicealmirante asesinado por ETA y heredero de gran parte de sus títulos nobiliarios. La discreción pública de Isabel Castelo contrasta con algunos excesos privados, todos confesables, lo recargado de su vestir, un almidonado carácter y el barroquismo del mobiliario que inunda la sede de Ocaso, según relata el libro Señores de Galicia (La Esfera de los Libros, 2008).

Discreta es su residencia veraniega en A Coruña, una edificación de principios de siglo rehabilitada situada en San Pedro de Nós, en el municipio de Oleiros, que no llamaría la atención ni del más sutil de los curiosos si no fuera por las cámaras de videovigilancia que arropan su cierre. Tan discretas como elevadas son sus aficiones, la opera y el arte. Y también, más que discretas, herméticas, son las cuentas de Ocaso.

La vocación por la ópera

Porque Isabel Castelo es ahora presidenta de una multinacional aseguradora, pero un día fue intérprete de ópera y zarzuela. Y nada ocasional, aunque sí de corto recorrido, ya que su primer marido, el marqués de Taurisano, ya fallecido, se oponía frontalmente a una incierta carrera musical.

Como le gusta recordar a la propia Castelo, en su día participó en conciertos con las sinfónicas de Madrid y Valladolid, y con la Orquesta Nacional y la Filarmónica de Madrid. Ha grabado discos dirigida por maestros como Sorozábal que están a la venta en formato CD y por los que recibe todos los años el importe correspondiente a sus derechos de voz por parte de la Sociedad de Intérpretes y Ejecutantes de España, la SGAE de los artistas. Así es la enigmática presidenta de Ocaso que recibirá la Medalla de Oro de Galicia este año.

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