Inditex carga en Zara y Pull&Bear el frenazo salarial por el Covid
Los almacenes de la multinacional de Narón, Madrid y León pasan de subidas salariales de doble dígito a propuestas de, en el mejor de los casos, el 6% en tres años; Oysho alcanza un preacuerdo tras ir a la huelga
La pasada semana, los trabajadores del centro logístico de Oysho en Tordera (Barcelona) alcanzaban un preacuerdo con la dirección de Inditex para renovar el pacto de articulación que rige las condiciones laborales en el almacén de la cadena de moda íntima. A la espera de la rúbrica de los trabajadores, pactaron un incremento salarial próximo al 7% en tres años (1,5% en 2020 y 2,5% los próximos tres años) y mejorar sensiblemente los bonus, sobre todo a partir de 2021. Antes de llegar a este punto CCOO convocó una huelga –de la que se desmarcó UGT– ante la negativa de la multinacional de Amancio Ortega a acceder a las mejoras que pedía el sindicato.
Es el cuarto convenio que negocia Inditex desde que el Covid-19 puso patas arriba la economía y le obligó a cerrar hasta el 88% de su red de tiendas. Lo que antes de la pandemia eran incrementos salariales de doble dígito en los almacenes de prácticamente todas las cadenas, se convirtieron en moderadas subidas y negociaciones atascadas, casi todas todavía en curso para acuerdos que debían cerrarse el año pasado.
Es el caso del centro de distribución de Zara en Meco (Madrid), donde las negociaciones todavía continúan y cuya última propuesta de Inditex fijaba un incremento del 1,40% en 2020 y del 2% en 2021 y 2022. En este mismo centro se acordó en 2017 una subida del 14% a tres años. En León, otro de los engranajes logísticos de Zara –aunque de menor tamaño que Arteixo, Zaragoza o Madrid–, se pasó de un incremento del 11% en 2017 a que Inditex ofreciera un aumento del 3% a dos años. Tampoco se alcanzó todavía un acuerdo.
Los centros de Zara, los que mejores condiciones laborales tienen en el universo logístico de Inditex, han sido los más perjudicados por la coyuntura del coronavirus, coincidiendo lo peor de la pandemia con la negociación de sus convenios. Se libró por los pelos Zara Logística, el centro de distribución de Arteixo, en el corazón de la multinacional, que cerró el pacto antes del estado de alarma con un incremento salarial próximo al 12%. Algo similar a lo que ocurrió en las fábricas, con un aumento del 13% para los 11 centros repartidos entre Arteixo y Ferrol.
El otro gran damnificado fue Pull&Bear en Narón, donde Inditex llegó a ofrecer un año en blanco, sin mejora en 2020, para luego elevar los salarios un 6% hasta 2023. En ese mismo almacén se acordó un incremento salarial próximo al 17% en 2016.
Inditex gana oxígeno tras un año de pandemia
El preacuerdo de Oysho sirve para retratar la propia evolución de Inditex, que registró pérdidas de 409 millones en su primer trimestre del pasado ejercicio, para luego enderezar el rumbo a medida que las restricciones fueron aliviándose y lograr beneficios de 866 millones en el tercer trimestre. Las negociaciones con los trabajadores se atascaron durante todo el año pasado y quizá ahora, en 2020, la multinacional pueda abrir la mano y asumir algunas de las mejoras solicitadas. Además de los acuerdos pendientes del pasado año, afronta las negociaciones en Plataforma Europa (Zara), Bershka y Tempe, la zapatería valenciana del grupo.
En la logística de Inditex trabajan más de 8.000 personas, encargadas de mover las prendas de la multinacional que llegan desde su cadena de suministro y pasan por los almacenes españoles para luego repartirse en las tiendas del grupo en todo el mundo o directamente al cliente que compra online.
La cúpula de Inditex se aprieta el cinturón
El atasco en los convenios de los almacenes de Zara y Pull&Bear no es de extrañar, si se tiene en cuenta que también la cúpula de Inditex tuvo que asumir un tijeretazo en su remuneración a causa de la pandemia. Todos los ejecutivos del grupo han visto cómo su remuneración caía en 2019 a causa del tijeretazo en la retribución variable aprobado por el consejo de administración.
Pablo Isla ingresó 5,5 millones entre el salario fijo y la parte variable, 2,2 millones menos que lo que ganó en el ejercicio 2018. Tanto el presidente como el consejero delegado de la multinacional, Pablo Crespo, están afectados por el recorte a la remuneración. En el caso de Crespo, su retribución ascendió a 1,2 millones, compuesta por 854.000 euros de salario, 365.000 euros de variable a corto plazo y 46.000 euros de variable a largo plazo. La rebaja para los dos ejecutivos fue del 50% en la parte variable de su retribución.
Este mismo tijeretazo se aplicó a la alta dirección, 21 ejecutivos. Inditex destinó a sus nóminas un total de 30,8 millones, frente a los 45 millones del año anterior.